La sonrisa de un tipo familiar
De muchos actores o actrices se dice que su carrera está marcada por un papel que han interpretado o por su intervención en una película que alcanza grandes cotas de popularidad, hasta tal punto que, en ocasiones, esos personajes llegan a eclipsar gran parte de su trabajo. Pero pocos pueden “presumir” de que toda su vida profesional, después de participar en más de 100 películas, se vea reducida a una escena. Es el caso de Glenn Ford y su célebre bofetada a Rita Hayworth en "Gilda". Corría el año 1946, y gracias a este tortazo, aquel galán de pelo engominado dio el salto a la fama. Hasta entonces había sido un aspirante del montón, un actor más entre el ejército de jóvenes que circulaban por el Hollywood de los años dorados. Había nacido en Canadá con el nombre de Gwyllyn Samuel Newton Ford, pero desde los ocho años vivía en Los Ángeles. Debutó en el cine en 1942 con la película "El barco de la muerte", pero como tantos otros actores Glenn Ford hizo un parón en su todavía incipiente carrera para luchar en la Segunda Guerra Mundial.
Estos trabajos a las órdenes de Fritz Lang marcaron el inicio de su mejor época, en la que se sucedían películas con los grandes directores del momento como: "El tren de las 3:10" de Delmer Daves, "Cimarron" de Anthony Mann, "Semilla de maldad" de Richard Brooks, "Los cuatro jinetes del Apocalipsis" de Vincente Minelli, "Chantaje a una mujer" de Blake Edwards o "Un gangster para un milagro", dirigida por Frank Capra y en la que se volvía a encontrar casi veinte años después con su benefactora Bette Davis, papel por el que obtuvo su único galardón importante, el Globo de Oro como mejor actor de comedia. Nunca estuvo nominado al Oscar.
En las siguientes decadas siguió repartiendo su buen hacer en películas con más o menos exito, pero siempre con esa solvencia que siempre le caracterizo. Murio un 30 de agosto de 2006 a la edad de 90. Cuentan que que durante su estancia en el Festival de San Sebastián de 1987, donde recibió un homenaje a toda su carrera. Para la gala de homenaje Ford pidió que se proyectara "Gilda", durante la proyección Glenn Ford no podía parar de llorar y que todos los días colocaba una rosa junto al retrato de la actriz que tenía en su habitación. Cuatro meses antes de la entrega de este premio había muerto Rita Hayworth y parece ser que Glenn Ford estaba destrozado. Quizás Glenn Ford escondía más de lo que nos mostró tras su amplia pero enigmática sonrisa.
Simpático, sobrio y romántico dentro y fuera de la pantalla, mantuvo siempre su popularidad, tanto en EE.UU. como en Europa, participando en más de cien películas, obras de teatro y colaboraciones televisivas. A lo largo de décadas pudo demostrar sus dotes de actor con mayor o menor fortuna en todos los géneros, desde el western, pasando por las comedias, al drama y el suspense. Su presencia en la pantalla siempre funcionaba y los directores le contrataban porque era eficaz y no daba nunca problemas en los rodajes. No era ni muy alto, ni muy bajo, ni guapo ni feo por lo que Glenn Ford era capaz de encajar en cualquier personaje.
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