20 de mayo de 2019

Marcela Bolívar



Sueños exuberantes


La ilustración digital es aprovechada por muchos artistas para expresar toda su creatividad, ya que la tapa de un libro o de un trabajo discográfico debe reflejar el contenido de una historia entera o procesos conceptuales muy complejos. En esta faceta destaca la artista colombiana Marcela Bolivar, un ejemplo de talento, dedicación y sobre todo creatividad.

 

Sus trabajos tienen un tinte onírico, como de sueño y fantasía, pero con detalles perfectamente acabados, con los cuales logra que seas parte dentro de sus complejos mundos. Sus imágenes llenas de símbolos personales y detalles minuciosos son reflejos de una vida humana que deambula entre los acontecimientos ordinarios y un mundo subconsciente donde la naturaleza y los cuerpos hablan a través de disfraces complejos.


Criada en un ambiente de vegetación exuberante rodeado por montañas, la presencia de tan marcados elementos naturales ha influido en el color saturado y barroquismo de sus imágenes. Desde pequeña le gustó el trajín de la composición: juguetear con distintos elementos gráficos y fotografías. Tuvo su primera cámara digital cuando era una adolescente, desde ese momento comenzó a interesarse por la fotografía y años más tarde decidió dedicarse a ello. Marcela, pasó toda su adolescencia dibujando y por esta razón decidió unir sus dibujos, con las fotografías que tomaba de objetos y de lugares que le interesaban e inspiraban.


Aunque nunca ha tenido referentes de artistas actuales, una de sus inspiraciones ha sido la técnica de pintura claroscuro, que consiste en destacar elementos desde un juego de luces, iluminación y volumen. "Me encantan las atmósferas que transmiten esas pinturas, eso me dio un empujón hacia lo que quería seguir haciendo con mi forma particular de ver el dibujo y la fotografía". 


Marcela asegura que sus fotoilustraciones surgieron de ir entrelazando gustos que descubrió con el paso del tiempo y que fue incorporando a sus habilidades durante el colegio y su paso por el Instituto Bellas Artes, en Cali, donde estudió Diseño Gráfico. Sin embargo, nunca se ha considerado diseñadora gráfica, siempre ha sido una ilustradora que mira a través de la fotografía, "En medio del estudio me gustaba hacer otras cosas que no tenían nada que ver con el diseño: dibujaba y hacía bocetos de personajes que se me aparecían en la cabeza", dice Marcela.


Antes de ponerse a pintar, suele pensar en historias muy visuales y va congelando momentos de forma original. La oscuridad, es un tema al que recurre mucho, para poder crear sueños, pesadillas, fobias, alucinaciones, emociones descontroladas. Sus imágenes, son una colección de recuerdos y símbolos personales que giran en torno a la naturaleza, a través de disfraces complejos. Son el reflejo de una vida humana, que deambula entre los acontecimientos ordinarios y un mundo subconsciente donde la naturaleza, y los cuerpos hablan gracias a estos complejos disfraces. 

      

En sus piezas usa paletas de colores poco saturados, suaves y algo fríos, con un uso muy sutil de la luz pero lo que más destaca es el uso de texturas muy bien implementadas. Su modo de trabajo es muy peculiar ya que usa piezas fotográficas y las manipula de tal manera que genera una pieza muy uniforme y logra un carácter muy pictórico en la misma.









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