28 de mayo de 2019

William Eugene Smith



Humanismo comprometido


"Mi aspiración es captar la acción de la vida, la vida del mundo, su humor, sus tragedias; en otras palabras, la vida tal y como es. Una imagen verdadera, real, sin poses. Ya hay bastantes farsas y engaños en el mundo como para ir por la vida fingiendo. Si fotografío a un mendigo, quiero que se vea la angustia que refleja su mirada; en una acería busco el símbolo de la fuerza y el poder que hay en ella. Si pretendo retratar a una persona feliz, quiero una sonrisa de pura felicidad, no una sonrisa para la cámara..."
( W. Eugene Smith )

Conocido por su riguroso método a la hora de trabajar y su obsesión por la perfección, Eugene Smith está considerado como uno de los padres del ensayo fotográfico. Su actividad desde los años 40 hasta los 70 del siglo pasado, ha hecho de él un referente para aquéllos que quieren reflejar la realidad mediante la fotografía al continuar con su famoso binomio "pasión y búsqueda" que inspiró todos sus trabajos.

       

Devorado por su propia obsesión, la de captar la máxima pureza de la realidad a la que se acercaba con su cámara, el genial y precoz fotógrafo era tan controvertido como aclamado, tan cortejado por las revistas como criticado, sobre todo por su carácter "difícil" y su proverbial manía de controlarlo todo... Nacido en el seno de una familia católica de clase alta, a William Eugene Smith gozara de una infancia y juventud privilegiada interrumpida bruscamente por el suicidio de su padre tras perder su fortuna por la Gran Depresión y justo el día que se licenciaba en la escuela superior del Norte de Wichita, en 1936. Poco después, Smith comenzó a trabajar para la revista Life realizando temas de sociedad con valor moral, edificantes relatos de sacrificio y de abnegación.


Unos años después la revista le envió al frente para cubrir la Segunda Guerra Mundial. Fue una experiencia que le marcó profundamente en lo físico y en lo emocional. Su cobertura retrató el horror de la guerra al tratar por igual a las víctimas y a los causantes del dolor, a los que no condenó, sino que también presentó como depositarios del infortunio. Su etapa como corresponsal en la II Guerra Mundial le dejó grandes instantáneas de la contienda japonesa y graves heridas por metralla que, según los médicos, le impedirían volver a manejar la cámara. Dos años y treinta intervenciones quirúrgicas después y una grave crisis de conciencia, Smith retrata su resurrección de forma magistral, catártica, a través de la figura de sus dos hijos caminando hacia la luz.

   

Esa resurrección que escenifica en la maravillosa "Paseo por el jardín del paraíso" también es un renacimiento profesional. Desde este momento, su carrera se centra en el desarrollo pleno del ensayo fotográfico y el intentaruna empresa que a priori parece casi imposible, distinguir y captar con su cámara el bien del mal, el dolor y la piedad, el sufrimiento y el amor. El fotógrafo estadounidense se aplica a ello y responde al desafío con todo el rigor moral de un gran técnico sensible que antepuso el ser humano a cualquier alarde estético, con emotivos ensayos gráficos sobre el dolor, la tristeza, la soledad o el desamparo en forma de "relatos visuales", para reflexionar sobre el destino más frecuente del hombre.

    

Se puede decir que Smith es, en gran medida, inventor de este género que acerca la imagen a la narración literaria, ligando una imagen a otra para conformar un discurso completo. La selección y el orden de las fotografías fue, casi siempre, el motivo que enfrentó al artista con los principales medios del momento, aunque sus choques más sonados fueron los que tuvo con el gigante de la época, Life, "hostilidades" que se incrementaron cuando la revista seleccionaba a su conveniencia el orden de las fotografías que W. Eugene Smith enviaba desde Deleitosa (España) donde realizaba "Spanish Village, 1951", un estudio sociológico sobre este pueblo anclado en la tradición y sometido al oscurantismo de la dictadura.


El fotógrafo retrató la vida cotidiana de un pueblo laborioso y digno, dedicado a la agricultura y a la ganadería, con sus ritos de paso como el bautismo y la muerte, con elementos representativos de la sociedad de entonces en guardias civiles de tricornio y mosquetón y cura con roquete. El luto riguroso a juego con los años 50 en España hacía sangrar las rotativas estadounidenses. Más de 22 millones de copias de la revista Life hicieron circular la imagen del famoso e impactante velatorio en Deleitosa y ser considerada como una de las obras de referencia de la fotografía documental humanista y consolidar al autor en su posición de leyenda viva de la fotografía.


Pero a pesar de su merecido estatus de leyenda viva de la fotografía Eugene Smith estuvo en varias ocasiones al borde de la ruina. Su obsesión por el perfeccionismo le enfrentó a costes difícilmente asumibles para un freelance por los largos tiempos que empleaba en perfeccionar sus reportajes. Llegó a invertir dos años en "Pittsburgh", un encargo que en teoría tenia que ser de tres semanas para la agencia Magnum. Con esta serie Smith llegó a lo que él mismo consideraba su cumbre profesional... Pero por si algo sera recordado W. Eugene Smith es por su estremecedor trabajo en "Minamata", una investigación periodística sobre la catástrofe ecológica provocada por la industria química Chisso en el pueblecito japonés de Misamata. Los restos de mercurio en las aguas de la bahía contaminaron los peces y envenenaron a la población local.

    

El reportaje de Smith constituye una auténtica bomba, sobre todo sus terribles imágenes de niños con malformaciones. Estos nuevos iconos del dolor darán la vuelta al mundo. El autor no se contenta con observar, sino que participa, juzga, sufre y toma partido con sus imágenes de composición clásica, caracterizadas por un negro muy denso que define el contorno de los rostros y la disposición de los cuerpos. 


Durante tres años, Smith documentó los estragos causados por el envenenamiento y la contaminación ambiental en la salud de los habitantes de esta diminuta aldea de pescadores. En el curso de sus investigaciones tuvo que superar la resistencia de una parte de los afectados a ser retratados y eludir la represión ejercida por los guardias de seguridad de la fábrica, que en 1974 le golpearon brutalmente y le dejaron gravemente herido. Incluso perdió la vista durante un periodo.


A pesar de todas estos obstáculos, Smith consiguió producir un ensayo contundente que generó un impacto a nivel mundial, fundamental para crear un estado de opinión que permitió la condena de la empresa responsable. Entre sus fotos destaca "Tomoko bañada por su madre". En ella se ve a una mujer en una bañera que sujeta a una joven con el cuerpo rígido y las extremidades deformadas. Con su gran experiencia, Smith supo concentrar una tragedia colectiva en el drama de una madre con su hija. Formalmente la imagen es una reinterpretación de La Piedad de Miguel Ángel. "Es la mejor fotografía que he hecho jamás porque transmite exactamente lo que quería transmitir", explicó una vez a sus alumnos en la Universidad de Arizona. Es sin duda un hito para un fotógrafo permanentemente insatisfecho, que consideraba la mayor parte de su obra como un fracaso.


Antes de terminar este largo articulo sobre William Eugene Smith. vale la pena pararnos un segundo en destacar un detalle que revela el grado de humanidad y compromiso del autor y de su heredera con esta comunidad. En 1997, dos décadas después de la muerte de Tomoko, la familia de la joven expresó el deseo de que la obra dejase de ser comercializada. Para ellos, ya había cumplido su misión de alertar al mundo sobre los peligros de la polución medioambiental. La viuda del fotógrafo y detentora de todos los derechos sobre las imágenes no solo aceptó la petición, sino que fue mucho más allá, entregando a los familiares los negativos originales de las fotos.


Visiblemente deteriorado por un estilo de vida donde el alcohol y las drogas eran compañeros habituales, W. Eugene Smith se "retirara" para dedicarse a la enseñanza en el Departamento de Arte y Periodismo de la Universidad de Arizona. El 23 de diciembre de 1977, Smith sufre un accidente cerebrovascular masivo, pero logra una recuperación parcial y sigue enseñando y organizando sus archivos. Hasta que un año después, el 15 de octubre de 1978 William Eugene Smith sufre un segundo ataque y muere dejando una ingente y monumental obra, un legado de reportajes antológicos y un método de trabajo que sentó las bases del fotoperiodismo y los ensayos fotográficos.







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