28 de septiembre de 2017

Pier Angeli

El ángel y el rebelde

Puede que a muy pocos les suene el nombre de Pier Angeli, y puede ser que algunos más, (no muchos más) relacionen el nombre de esta bella y malograda actriz italiana con el nombre de James Dean. Ellos fueron novios y apunto estuvieron de casarse. Sus carreras fueron cortas y muy desiguales, mientras el joven y rebelde James Dean entraba en el panteón de los mitos un 30 de septiembre de 1955 al estrellarse con su coche, la joven italiana se convertía en un nuevo juguete roto de esa maquinaria de picar carne llamada Hollywood.
Fue Paul Newman el que los presento. Corría el año 1954 y un debutante James Dean filmaba en un set cercano ''Al Este del Edén'', se aproximó al rodaje de ''El cáliz de plata'' donde Newman y Pier compartían escenario Fue un encuentro que cambió sus vidas para siempre. Parece ser, que eran polos opuestos que se complementaban, Pier era una joven tranquila y conformista, Dean por el contrario, era un chico rebelde y salvaje. Poco a poco, la relación se fue afianzando, y la influencia directa de Pier benefició a la personalidad de Dean, volviéndole más amable y abierto en el trato y además aportándole estabilidad a nivel sentimental. Y James, le insufló emoción y diversión a la vida de Angeli.

                                                                                                                                                                                                                    Pero lo que aparentaba ser un romance idílico, se topó con la oposición de la controladora madre de Pier Angeli, la cual, no aceptaba como pretendiente de su hija a Dean, por no ser católico, ostentar fama de rebelde y sobre todo para preservar la imagen de dulce y frágil chica italiana con la que Pier triunfó en el cine. Cientos de excusas se inventó Pier, apoyada por su hermana, para poder ver a James, huyendo del puritanismo que la aprisionaba. Su manipuladora madre obligó a su hija a dejar la relación e incluso intentó que los estudios los separara. Pier profundamente enamorada de Jimmy, no admitió el ultimátum de su progenitora y abandonó el hogar para casarse con Dean. Pero este último no estaba convencido de dar ese importante paso (deseaba esperar a que se asentara su carrera y después tomar una decisión), Angeli interpretó que si tantas dudas albergaba sobre este matrimonio, es que realmente no la amaba. A partir de la indecisión de Dean, la relación se fue enfriando cada vez más.

                                                                                                                                      Y Angeli terminó por ceder a las maquinaciones de su madre. Un 25 de noviembre de 1954 fue un día gris y lluvioso que James Dean no olvidaría jamás. Su querida Pier Angeli se casaba con un petimetre y cantante llamado Vic Damone... Cuenta una leyenda urbana, al mejor estilo de hollywood que Deam apareció rugiendo sobre su motocicleta y empapado por lluvia estuvo esperando que ocurriera algo. Pero no ocurrió nada y Pier Angeli salió de la iglesia como la mujer de Damone.

Aunque a Pier le beneficiaron públicamente estos amoríos, lo cierto es que no lograba encarrilar su carrera, y ésta siguió naufragando en cintas como "Sombrero" (1954), "Amargo silencio" con la que intento dar un giro a su carrera, pero ya era tarde para lograr cambiar su imagen melancólica y virginal, aunque de nuevo lo intentó con "Sodoma y Gomorra" (1962), interpretando el papel de esclava con un estilo sexy y provocativo. La actriz fue poco a poco perdiendo protagonismo, llegando a protagonizar "Las endemoniadas", una producción en la que lo erótico primaba sobre lo artístico y poco más se supo de ella. Su última película casi ni tuvo repercusión mediática pues se trató de un film de serie B, de ínfima calidad.
Todo en ella fue demasiado precipitado, y sin haber cumplido los 40, todo era doloroso. El recuerdo de Dean siempre atormentó su conciencia. Atrás quedaron los días de gloria…el presente era demasiado cruel con ella… el presente que la había convertido en una actriz olvidada y vapuleada tanto por la industria, como por su propia familia. Al borde de los 40 años, el dolor era demasiado insoportable como para seguir arraigada a una vida que, tan pronto le había premiado con la cima, había querido ver cómo sufría arrebatándole todo.

El mismo año que se despidió del cine, lo hizo también de la vida. Un triste 10 de septiembre de 1971, tremendamente deprimida, arruinada económicamente y con una carrera interpretativa hundida, la que en otro tiempo fue la frágil y angelical Pier Angeli decidió reunirse con el chico de la mirada miope mediante una sobredosis de barbitúricos. Cuentan que se encontró una nota en donde confesaba que James Dean había sido el único y gran amor de su vida. ''Mi amor murió al volante de un Porsche. Hace 17 años que he estado sola, desesperadamente sola. Quiero encontrar la paz y ser libre para estar finalmente con Jimmy y mi padre de nuevo''.







25 de septiembre de 2017

Narcisa

Autor: Jonathan Shaw                                                                                        Editorial: Sexto piso                                                                                                        Nº de páginas: 704 págs                                                                                                                                                                                               

"Sin una sola nube; fríos y yermos como paisajes lunares soñados. Dos meses llevo padeciendo esta humillación cósmica, y aquí́ estoy otra vez, instalado en tristes orillas de noche sin luna, rascándome viejas marcas de picaduras de mosquito en los pies cansados y abatidos mientras me fumo un cigarrillo y saboreo el amargo ardor químico en la lengua después de haber besado a Narcisa. Narcisa, mi amada herida..." 

No me andaré con rodeos, Narcisa es una pieza de adicción. No sólo trata sobre la codependencia y el dolor que causa vivir atrapado en ese campo de tensión infinita, sino que vuelve la necesidad su propio motor. Es una novela excesiva: demasiado fuerte para los lectores blandos, extensa para quienes no aguantan más de cien páginas, repleta de daños y de vejaciones, de hombres y mujeres que se destruyen unos a otros, pero también a sí mismos. Narcisa es excesiva y, en algunos tramos, puede llegar a agotar al lector, pero siempre tiene una belleza poética que envuelve sus perturbadores pasajes. No hay freno en Narcisa (la novela y el personaje), ni piedad. ni redención, pero sí compasión y empatía.

"Narcisa", es la primera novela de Jonathan Shaw, hijo del músico de jazz Artie Shaw y la actriz Doris Dowling. Durante muchos años vivió en Sudamérica, hasta que se mudó a México, donde ha trabajado como tatuador. En su juventud fue adicto a la heroína y conoció de cerca la delicuencia y la sórdida vida en los barrios bajos. También tuvo una formación periodística en Los Angeles Free Press, donde conoció al escritor Charles Bukowski. La novela vio la luz en 2008, en una pequeña editorial independiente de los Estados Unidos. El libro agotó su tirada inicial a las pocas semanas y obtuvo comentarios muy entusiastas de figuras como Robert Crumb, Hubert Selby Jr., Jim Jarmusch, Iggy Pop, Marilyn Manson o Johnny Depp, convirtiéndose en un clásico underground.

Inscrita en la tradición de Henry Miller, Jack Kerouac o William Burroughs, "Narcisa" nos cuenta la la historia de Ignacio Valencia Lobos, "Cigano" un eterno viajero que está enfrascado en una interminable búsqueda del sentido de la existencia mientras carga a cuestas su maldición que lo define como un ex-adicto a la heroína y criminal descarado con tendencias filosóficas que se encuentra de frente con la aparentemente frágil figura de una joven prostituta de Río de Janeiro que trae a todos los demonios guardados en su mente siempre a la espera de una dosis de droga que le permita escapar de la trampa de la mortalidad, de la cual nuestro protagonista cae prendado no sólo por la química latente entre los dos sino por un vínculo mucho más profundo que lo llevan a pasar de la fascinación al desprecio, del amor a la necesidad y del deseo a la destrucción.

"Su sonrisa torcida de Mona Lisa ilumina la noche como el destello de una navaja de afeitar, y ya no hay marcha atrás. Nuestras miradas se cruzan y sé que estoy jodido. Pillado. Condenado."

Ésta es, en pocas palabras, la irresoluble ecuación que hace de estas páginas un hermoso lodazal de sexo, autodestrucción y nihilismo, un ciclo viciado de culpa y expiación (en el que las almas arden en el fuego de la carne y los excesos). Magníficamente narrado por Shaw, con un Río de Janeiro violento y deslumbrante como escenario fantasmagórico, casi ultramundano, por el que esta pareja pasea su pasión corrosiva y sin futuro. Intensa como una alucinación, como las llamas del infierno, la novela despide la negra melancolía de los sueños malditos, de todos aquellos paraísos que nacen devastados. Pero también hay humor; el humor seco de los perdedores en la vida y en el amor. La loca y salvaje risa del insomne, del atribulado, del enamorado, del mártir, del zombi Cigano, que entra en la monstruosa mente de Narcisa, hasta llegar a la conclusión de que no hay nada que descubrir allí. No hay redención, sino rendición. Hacer las maletas y aceptar lo perdido con deportividad. Es lo que tiene juguetear con el lado salvaje de la vida, de introducirse en la árida tierra del amor enfermo.

"Narcisa" es una gran obra con un par de personajes muy bien detallados y con situaciones desgarradoramente humanas, en las cuales se encuentra su mayor virtud, ya que su lectura nos impulsa a conocer más de estos dos ángeles caidos. La prosa de Jonathan Shaw es una sorpresa por atreverse a contar la historia de un amor terrible y ensordecedor. Las voces de Cigano y Narcisa hacen eco una de la otra, dos espejos enfrentados en una lucha por demostrar quién es más tóxico. Mientras Cigano se deja llevar por el sueño enfermizo de juventud y vitalidad que parece encontrar en Narcisa; ella se deja llevar por la vaga promesa de estabilidad que cree que le ofrece Cigano, un hombre sumergido en sus propias culpas y demasiado deseoso de depender de alguien más.

17 de septiembre de 2017

Paterson


Paterson (2016)                                                    

Director: Jim Jarmusch                                                                                Reparto: Adam Driver, Golshifteh Farahani, Kara Hayward, Sterling Jerins, Luis Da Silva Jr., Frank Harts, William Jackson Harper.                                 Guión: Jim Jarmusch
Fotografía: Frederick Elmes

Tras sufrir unas cuantas decepciones con sus ultimas películas, Jarmusch regresa con una película que me vuelve a reconciliar con su cine. Con "Paterson" el director crea una oda al artista. Un estudio del alma del genio que construye su legado desde la austeridad de lo sencillo.
Jarmusch, siempre interesado en los mundos sutiles e interiores, plantea una narración sencilla para contagiarnos de poesía. Un arte que se crea a partir de la observación y la sensibilidad que nace de la comunión del individuo con su entorno. Para ello, se centra en recrear el contexto y rutina de Paterson un conductor de autobús que vive en Paterson (“Nueva Jersey”). Cada mañana se levanta temprano y ejecuta la misma rutina: sin utilizar el despertador se despierta y consulta su reloj de muñeca, da un beso a su mujer, su amada Laura (Golshifteh Farahani), desayuna, camina hasta su lugar de trabajo, conduce el autobús y escribe en una libreta algunos poemas. Por la noche pasea al perro (Marvin, un personaje más de la función) y visita el bar de su amigo, en donde se rinde homenaje a figuras clave de la ciudad, se toma una cerveza y otra vez de vuelta a casa. Paterson, poeta en su tiempo libre, vive tranquilo en su cotidiana existencia. Las repeticiones marcan su diario discurrir, y su único compromiso es escribir unos poemas que proyectan su visión del mundo, mientras vive una bella historia de amor junto a su mujer.


Descrito de esta forma, todo parece carecer del componente sugerente que un film necesita, y tal vez espante a más de uno. Sin embargo, la realidad es justo la contraria. "Paterson" es una película llena de vida donde cada minuto está rodado con gusto y sentido, con una sensibilidad especial que no separa lo inusual de lo rutinario porque ambas cosas existen y merecen ser descritas. Lejos de resentirse el ritmo de la obra, esta es una característica definitoria de la misma. Sin prisa pero sin pausa, sin trivialidades pero tampoco con excentricidades, la película va abriendo su corazón y nos desvela una historia pura y honesta.
La película es una crónica en minúsculas de siete días de vida de este hombre y sus circunstancias, una joven esposa llena de encanto, imaginación y sueños que comparte con una vitalidad y una espontaneidad comparables en trazo poético a los de Paterson. El resto es sencillez, simpleza y cotidianidad, pero Jarmusch ha querido exprimir estos aspectos para sacarle el jugo, para sacar a relucir la belleza de la realidad, de las pequeñas cosas, que al final suelen ser las más hermosas e incluso extraordinarias.


Película maravillosa, nutritiva y que Jarmusch nos la presenta con el máximo gusto, cuidando el detalle de repetir sin agotar, de emocionar sin ensortijarse, de filmar y escribir con la idea de que salten (sin crepitar) todas esas emociones y sentimientos que lamentablemente suelen pasar desapercibidos todos los días de nuestra vida.


12 de septiembre de 2017

Sharon Tate

El ángel y el diablo


"Ella era mucho más que esos últimos 20 minutos de su vida. Me niego a honrarla, o a deshonrarla, reduciendo su legado y su recuerdo a esos últimos instantes. No es justo"
(Debra Tate)

Es triste que después de 48 años de su asesinato, el nombre de Sharon Tate tenga que ir siempre ligado a su escabrosa muerte, que nadie pueda recordarla como actriz, como aquella bella y encantadora joven sin comentar inmediatamente después el fin tan horrible que tuvo. Aquel brutal crimen eclipsó la historia de una de las actrices más prometedoras y bellas de su generación. Había algo fascinante en ella, algo que hacía imposible dejar de mirarla y traspasaba la pantalla. Los que la conocieron decían de ella que tenía un corazón enorme y una belleza que estremecía. En Hollywood alababan su talento, y había encandilado a grandes celebridades de los años sesenta, no solo por su belleza, sino por su humor e ingenio, estaba llamada a consolidarse como una rutilante estrella pero lo que ocurrio el 8 de agosto de 1969 destruyó los planes de una de las mujeres más bellas del Hollywood.

   


Sharon Marie Tate nació el 24 de enero de 1943 en Dallas, Texas. Criada entre Estados Unidos e Italia, siempre fue una niña tímida e introvertida que sólo logró superar sus inseguridades a medida que fue creciendo y se dio cuenta que, sin pretenderlo, siempre era el centro de atención debido a su agraciado físico, hasta ese momento ni ella misma era consciente de que su figura rozaba la perfección y de que su rostro trasmitía una belleza fresca y natural que despertaba la admiración y el deseo de todo aquél que tenía el placer de conocerla. A los 16 años, Sharon había vivido en seis ciudades estadounidenses diferentes y le resultaba difícil mantener las amistades. A medida que fue creciendo, la gente comenzó a reparar en su belleza y Saron empezó a participar en concursos de belleza y ganó el título de "Miss Richland" en 1959. En 1960, su padre, Paul Tate, fue transladado a Italia y tuvo que llevar a su familia con él. A su llegada a Verona, Sharon se enteró que se había convertido en una celebridad local, debido a la publicación de una fotografía suya en traje de baño que apareció en la portada de un periódico militar.

         

Su primer encuentro con en cine se produjo cuando cerca de Verona se filmaba la película "Barrabás", y la bella Tate fue contratada como extra. El actor Jack Palance quedó impresionado por su aspecto y su actitud, aunque su papel era demasiado pequeño como para juzgar su talento. Un año despues, la joven Sharon participo en el rodaje de "Cuando se tienen veinte años", con Paul Newman, Susan Strasberg y Richard Beymer. Pero no seria hasta 1965 cuando Tate consigue su primer papel importante en la película, "El Ojo Del Diablo". En esta época conoció a Roman Polanski que en aquellas fechas estaba planeando "El baile de los vampiros". No fue un flechazo a primera vista, en la primera cita no hablaron. En la segunda, Sharon recordaba: -"Me llevó a su apartamento. Encendió algunas velas y me dejó sola esperando. Minutos después entró en la habitación con una máscara de Frankestein. Empecé a gritar y me dijo que había conseguido el papel"-. El amor entre ambos comenzó a germinar y un año despues se casan en Londres, ajenos a la tragedia que se avecinaba.



1967 seria su gran año, rueda la ya mencionada "El baile de los vampiros", "No hagan olas" y "El valle de las muñecas". Su figura se proyecta como una promesa de la actuación, empieza a ganar premios como el Lynn Redgrave, y es nominada a Los Globo de Oro como mejor nueva figura. Aunque no lo ganó, Sharon se sintió muy emocionada y agradecida por la nominación. En 1969 participa en "La Mansión De Los Siete Placeres" y en "¿Cuál de las trece?". Comienza a filmar la película pero lo que nadie sabía en ese momento es que Sharon estaba embarazada. Roman de inmediato empezó a buscar casa en Estados Unidos y encontró una que era la casa de los sueños de cualquier pareja, una mansión espectacular situada en el 10050 de Cielo Drive. Cuentan que una época de felicidad absoluta en su vida, todo era perfecto para ella, aunque otros señalan que el supuesto paraiso era falso.


Aunque las revistas de actualidad y de cine los llamaban "La pareja más excitante del año", no todo era rosa en su vida. Su descenso al infierno del alcohol, el sexo y las drogas se produjo de la mano de Polanski, ademas los continuos devaneos del director polaco y sus "particulares gustos sexuales", hacian dificil la convivencia. En este ambiente Sharon Tate se da cuenta de que esta embarazada, pero no se animaba a contárselo a Polanski, sabiendo que el cineasta detestaba la idea de ser padre. Fue por eso que esperó hasta que fuera demasiado tarde para realizarse un aborto. Al enterarse, furioso, el director le exigió que interrumpiera el embarazo en Brasil. Ella se negó. -"No puedes hacer nada. Es mi hijo y voy a tenerlo"-, le dijo en aquella oportunidad. Polanski dio media vuelta y voló hacia Londres. Las cosas entre ellos empeoraron, pero continuaron juntos pese a la distancia que ambos mantenían. Sin embargo, quienes frecuentaban a ambos aseguran que se amaban con locura, aun en los peores momentos de su relación.

Pese a sus problemas conyugales, la carrera de la actriz estaba tocando el cielo, tenía a todo el mundo a sus pies, hasta que en la madrugada del 9 de Agosto de 1969 el infierno llamo a su puerta. Sharon organizaba una cena informal para no sentirse sola en los días previos de la llegada de Roman, invitando a amigos cercanos como Abigail Folger, hija de un millonario industrial, Voyteck Frykowsky cineasta amigo de Polanski, Steve Parent, y Jay Sabring el estilista que salió en una época con Sharon. La banda de fanáticos que se hacían llamar "La Familia Manson" dieron fin a la vida de todos los que estaban en la casa de Sharon de la manera más despreciable y horrorosa que nos podemos imaginar.

    

Polanski se enteró por teléfono y retornó a Estados Unidos.El 13 de agosto, Sharon Tate fue enterrada con su hijo en brazos. Tras el asesinato, su madre y su hermana se convirtieron en abanderadas de los derechos de las víctimas. Debra abrió una fundación en memoria de Sharon. Su marido se mudó a Europa y no rodó ninguna película hasta "Macbeth", en 1971. "Después de tantos años, no soy capaz de ver una puesta de sol sin pensar en cuánto lo disfrutaría ella, y me pasará hasta el día que me muera".



Gertrude Käsebier

La maternidad y la luz


Gertrude Käsebier (1852–1934) fue una de las primeras mujeres americanas en tener una exitosa carrera como fotógrafa, y una de las primeras en centrarse en el tema de la familia, contribuyendo a dar forma a la manera en como nos retratamos hoy. Su trabajo, reconocido por sus evocadores retratos centrados, abrió las puertas a la consideración de la fotografía como una respetable carrera profesional para las mujeres. En sus fotografías, es posible observar la influencia de la pintura tanto en sus temas como en el tratamiento dados a las imágenes, en las cuales el encuadre, la composición y el ritmo son cuidadosamente planificados.


Interesada en las artes visuales desde pequeña, en 1888 comienza a asistir a una escuela de arte en Nueva York, con la intención de hacerse pintora de retratos. También estudió pintura en París, pero en 1893 descubrió la fotografía y pronto se dedicó a retratar únicamente con la cámara. Su trabajo como retratista obtuvo rápido reconocimiento y en 1898 se le dedicó una exposición en el New Yorker Camera Club. En 1902 fue convocada por Alfred Stieglitz a formar parte del exclusivo grupo de artistas fotógrafos Photo-Secession, organización que promovió el pictorialismo y contribuyó a convertir la fotografía en un medio más de expresión artística.

La obra de Gertrude Käsebier es un reflejo de su proceso de vida. Aunque uno de sus temas más recurrentes es de el de maternidad, donde familia y amigos posan para ella, a medida que ella se va emancipando empieza a ampliar su mirada hacia el exterior. Junto con sus íntimas y conmovedoras imágenes de la maternidad, sus fotografías más conocidas son las que realizó a los Sioux, por la forma respetuosa y dignificada con las que los mostró como sujetos y consiguió celebrar y reivindicar su cultura, su belleza propia y su olvidado lugar en la sociedad americana. 


Al mismo tiempo que sus retratos son elaborados, hay una búsqueda por la simplicidad, los escenarios no son sofisticados, las poses no son teatralizadas y la iluminación es la más natural posible proveniente de una ventana o de una puerta abierta. Sus retratos son impresionantes. En los interiores de sus habitaciones, madres e hijos se encuentran, la maternidad es revelada con la delicadeza de los medios tonos. A partir de esas imágenes es posible comprender la tarea-renuncia de las mujeres artistas que al mismo tiempo son madres y esposas, pues en ellas se observa la capacidad de extraer de las actividades de lo cotidiano los detalles y sutilezas de la composición de las formas reveladas por la luz, lo cotidiano es su inspiración, sin embargo, la fotografía es su profesión, revelando las cualidades ocultas de lo que se dice normal.



Su trabajo fue descrito como "no siempre bonito o agradable, pero siempre honesto", y representó un cierto desplazamiento del pictorialismo, un estilo que, aunque reivindicaba la fotografía como un medio artístico individual y no pretendía imitar a otras disciplinas como la pintura, sí tenía una concepción de este arte muy idealista y buscaba lo trascendental. Rompió sus vínculos con Stieglitz a causa de su defensa de la fotografía pictórica frente a la naturalista, y, en 1916, con otros fotógrafos pictóricos comprometidos, fundó la Pictorial Photographers of America.



Fue, una gran impulsora para las jóvenes fotógrafas, a las que incentivaba a interesarse en en esta disciplina artística y profesión fuera del ámbito tradicional de la familia y el hogar al que estaban limitadas las mujeres de su época. Se negó siempre a modificar su estilo y continuó haciendo fotografías candorosas y pictóricas. Gertrude Käsebier falleció a la edad de 82 años, dejando una huella innegable en la historia de la fotografía tanto como mujer fotógrafa como artista.






El extraño en el tercer piso

(Stranger on the Third Floor) 1940 Director: Boris Ingster Reparto: Peter Lorre, John McGuire, Margaret Tallichet, Charles Waldron, Elisha Cook Jr., Charles Halton, Ethel Griffies, Cliff Clark, Oscar O’Shea Guión: Frank Partos Fotografía: Nicholas Musuraca.

Existen películas que nunca han alcanzado el estatus de grandes obras del género pero que aún así son de una calidad innegable. En concreto la RKO tiene en su haber un buen número de pequeñas joyas de serie B del que uno siempre logra destacar alguna olvidada, como es el caso de "El extraño en el tercer piso". De apenas una hora de duración y realizada con pocos medios para aprovechar el tirón comercial de Peter Lorre y los dos días que le quedaban de contrato, "El Extraño del Tercer Piso" resulta ser una magnífica sorpresa para el aficionado al cine negro de serie B.

Dirigida por Boris Ingster, cineasta de origen ruso que no llegó a sobrepasar los tres títulos en la época dorada de Hollywood, "El extraño en el tercer piso" compone uno de esos mosaicos donde el "noir" se entrega a su vertiente más psicológica y disgrega las claves del género para poner a su protagonista en el ojo del huracán al ser el típico falso culpable. Con una concisa y compacta síntesis, Boris Ingster expone en algo más de una hora la historia de Michael Ward (John McGuire), un periodista que es testigo clave en un juicio por asesinato. Su evidencia es fundamental para conseguir un veredicto de culpabilidad contra Joe Briggs (Elisha Cook). Pero cuando su novia Jane (Margaret Tallichet) pone en duda la culpabilidad de Briggs, Michael es perseguido por su paranoia al sentirse culpable de haber enviado a un hombre inocente a la pena de muerte. Pronto sus temores se multiplicaran cuando se encuentra con un extraño individuo (Peter Lorre) saliendo a escondidas del piso de enfrente. Mike sospecha entonces que ese misterioso hombre es el verdadero asesino.


Como vemos, el argumento es simplista pero conciso y entretenido, no obstante es la paranoia, los asesinatos, el misterio, los sueños, los flashbacks, la excentricidad de sus personajes, las calles mojadas y las sombras lo que convierte esta cinta (según los entendidos), en la precursora de la iconografía del cine negro. Estamos pues, ante un film de Serie B vestido de traje de gala gracias al gran trabajo del director de fotografía, Nicholas Musuraca, conocido por su participación en dos de los mejores films de Jacques Tourneur, la magnificas "La mujer pantera" (1942) y "Retorno al pasado" (1947), que consigue hacer magia con su fotografía haciendo uso de contrastes, planos picados y contrapicados exagerados y sombras expresionistas.

Además de su excepcional fotografía, "El desconocido del tercer piso" destaca por la breve pero intensa interpretación de Peter Lorre, que apenas aparece diez minutos (pero que diez minutos). Su sola presencia llega para impresionar, llenar y dar lustre a la película. Con un rol muy parecido a su interpretación en la mítica "M, el vampiro de Düsseldorf" de Fritz Lang, el actor hace gala de un excelente control de los gestos, y su voz acentúa aún más el carácter insano de su personaje. Ademas de Peter Lorre, la cinta cuenta con un plantel de actores, hoy algo desconocidos, pero de merecida trayectoria. Aquí tenemos a la olvidada pero siempre solvente Margaret Tallichet (que dejó su corta carrera para casarse con William Wyler), y no podemos olvidarnos del "pequeño" Elisha Cook Jr. uno de esos ( eternos secundarios que brillan por si solos y cuya sola presencia ya merece la pena gracias a la expresiva mirada de un actor que con toda seguridad mereció mejor suerte.


Antes de terminar esta crónica, considero conveniente avisar al futuro espectador para que permanezca atento al tramo central del film, una auténtica pesadilla sufrida por su protagonista, de claros tintes expresionistas, herencia directa de algunos de los films silentes alemanes más característicos de los años veinte firmados por Robert Wienne o F.W. Murnau. Sólo por ese tramo, en el que los claro-oscuros se adueñan de la función, el film ya merece un reconocimiento. Además, "El extraño del tercer piso" es uno de los pilares claves del género noir, pero por desgracia pertenece al grupo de esas tantas películas que pasan sin más pena que gloria por delante de nuestras narices y a las que no prestamos la más mínima atención.