Autor: Jonathan Shaw Editorial: Sexto piso Nº de páginas: 704 págs
"Sin una sola nube; fríos y yermos como paisajes lunares soñados. Dos meses llevo padeciendo esta humillación cósmica, y aquí́ estoy otra vez, instalado en tristes orillas de noche sin luna, rascándome viejas marcas de picaduras de mosquito en los pies cansados y abatidos mientras me fumo un cigarrillo y saboreo el amargo ardor químico en la lengua después de haber besado a Narcisa. Narcisa, mi amada herida..."No me andaré con rodeos, Narcisa es una pieza de adicción. No sólo trata sobre la codependencia y el dolor que causa vivir atrapado en ese campo de tensión infinita, sino que vuelve la necesidad su propio motor. Es una novela excesiva: demasiado fuerte para los lectores blandos, extensa para quienes no aguantan más de cien páginas, repleta de daños y de vejaciones, de hombres y mujeres que se destruyen unos a otros, pero también a sí mismos. Narcisa es excesiva y, en algunos tramos, puede llegar a agotar al lector, pero siempre tiene una belleza poética que envuelve sus perturbadores pasajes. No hay freno en Narcisa (la novela y el personaje), ni piedad. ni redención, pero sí compasión y empatía.
"Narcisa", es la primera novela de Jonathan Shaw, hijo del músico de jazz Artie Shaw y la actriz Doris Dowling. Durante muchos años vivió en Sudamérica, hasta que se mudó a México, donde ha trabajado como tatuador. En su juventud fue adicto a la heroína y conoció de cerca la delicuencia y la sórdida vida en los barrios bajos. También tuvo una formación periodística en Los Angeles Free Press, donde conoció al escritor Charles Bukowski. La novela vio la luz en 2008, en una pequeña editorial independiente de los Estados Unidos. El libro agotó su tirada inicial a las pocas semanas y obtuvo comentarios muy entusiastas de figuras como Robert Crumb, Hubert Selby Jr., Jim Jarmusch, Iggy Pop, Marilyn Manson o Johnny Depp, convirtiéndose en un clásico underground.
Inscrita en la tradición de Henry Miller, Jack Kerouac o William Burroughs, "Narcisa" nos cuenta la la historia de Ignacio Valencia Lobos, "Cigano" un eterno viajero que está enfrascado en una interminable búsqueda del sentido de la existencia mientras carga a cuestas su maldición que lo define como un ex-adicto a la heroína y criminal descarado con tendencias filosóficas que se encuentra de frente con la aparentemente frágil figura de una joven prostituta de Río de Janeiro que trae a todos los demonios guardados en su mente siempre a la espera de una dosis de droga que le permita escapar de la trampa de la mortalidad, de la cual nuestro protagonista cae prendado no sólo por la química latente entre los dos sino por un vínculo mucho más profundo que lo llevan a pasar de la fascinación al desprecio, del amor a la necesidad y del deseo a la destrucción.
"Su sonrisa torcida de Mona Lisa ilumina la noche como el destello de una navaja de afeitar, y ya no hay marcha atrás. Nuestras miradas se cruzan y sé que estoy jodido. Pillado. Condenado."
Ésta es, en pocas palabras, la irresoluble ecuación que hace de estas páginas un hermoso lodazal de sexo, autodestrucción y nihilismo, un ciclo viciado de culpa y expiación (en el que las almas arden en el fuego de la carne y los excesos). Magníficamente narrado por Shaw, con un Río de Janeiro violento y deslumbrante como escenario fantasmagórico, casi ultramundano, por el que esta pareja pasea su pasión corrosiva y sin futuro. Intensa como una alucinación, como las llamas del infierno, la novela despide la negra melancolía de los sueños malditos, de todos aquellos paraísos que nacen devastados. Pero también hay humor; el humor seco de los perdedores en la vida y en el amor. La loca y salvaje risa del insomne, del atribulado, del enamorado, del mártir, del zombi Cigano, que entra en la monstruosa mente de Narcisa, hasta llegar a la conclusión de que no hay nada que descubrir allí. No hay redención, sino rendición. Hacer las maletas y aceptar lo perdido con deportividad. Es lo que tiene juguetear con el lado salvaje de la vida, de introducirse en la árida tierra del amor enfermo.
"Narcisa" es una gran obra con un par de personajes muy bien detallados y con situaciones desgarradoramente humanas, en las cuales se encuentra su mayor virtud, ya que su lectura nos impulsa a conocer más de estos dos ángeles caidos. La prosa de Jonathan Shaw es una sorpresa por atreverse a contar la historia de un amor terrible y ensordecedor. Las voces de Cigano y Narcisa hacen eco una de la otra, dos espejos enfrentados en una lucha por demostrar quién es más tóxico. Mientras Cigano se deja llevar por el sueño enfermizo de juventud y vitalidad que parece encontrar en Narcisa; ella se deja llevar por la vaga promesa de estabilidad que cree que le ofrece Cigano, un hombre sumergido en sus propias culpas y demasiado deseoso de depender de alguien más.
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