Director: John Carpenter
Reparto: Adrienne Barbeau, Tom Atkins, Jamie Lee Curtis, Hal Holbrook, Janet Leigh,Charles Cyphers, Nancy Loomis, Ty Mitchell, John Houseman. Guión: John Carpenter, Debra Hill
Fotografía: Dean Cundey
"Son las doce menos cinco, casi medianoche. Hora para contar una historia. Una de esas historias que sirven para quitar el frío. Faltan cinco minutos para que comience el día 21 de abril. Hace cien años y precisamente el día 21 de abril en el mar, en las aguas que rodeaban Spivey Point, navegaba un velero que se acercaba a tierra. De pronto, en plena noche, se vio envuelto por la niebla. Por un momento esos hombres no pudieron ver nada, absolutamente nada. Pero al fin, divisaron una luz. Era una columna de fuego que ardía en la orilla, tan potente que podía atravesar la espesa niebla. Enfilaron la proa hacia aquella luz, que resultó ser una hoguera semejante a esta. El barco se estrelló contra las rocas, el casco se partió en dos, su mástil fue arrancado de cuajo. El barco se hundió, con todos los hombres abordo. En el fondo del mar reposa desde entonces el Elisabeth Dane, con toda su tripulación, con sus pulmones llenos de agua salada y sus ojos abiertos mirando fijamente en la oscuridad. Y en la superficie, con la misma rapidez con que llegó, se fue aquella niebla, retirándose mar adentro, y jamás volvió a aparecer. Por eso, los pescadores que viven aquí, lo mismo que sus padres y sus abuelos, creen que el día que la niebla vuelva a Antonio Bay, los hombres que yacen en el fondo de las aguas cercanas de Spivey Point, se alzarán, se alzarán y buscarán la hoguera que les condujo a su trágico destino y horrible muerte".
Así empieza "La niebla". Dos años después del rodar “La noche de Halloween”, John Carpenter tenía la dura tarea de mantenerse como el interesante y prometedor director que se había intuido que era en su película más famosa. Y a pesar de que el listón estaba alto, el Maestro del terror salió airoso del envite. Puede ser que para muchos "La niebla" este considerada un film menor dentro de su filmografía, algo que no comparto en absoluto ya que su ejecución, su cuidado tempo narrativo y su ambientación hacen de ella una verdadera pieza maestra a la altura de sus mejores propuestas, y lo es simple y llanamente porque sabe crear una atmósfera realmente fantasmagórica y única que arropa al espectador como si de la mismísima niebla se tratase. Dicha joya del género se le ocurrió a Carpenter mientras este visitaba las ruinas de Stonehenge, el director se encontraba allí de descanso admirando tan misterioso monumento, en ese viaje, vio cómo una espesa y casi espectral niebla venía desde el mar e inundaba todo el lugar, una experiencia realmente particular que sin duda le sirvió de germen para crear un relato fascinante.
La trama nos cuenta una historia de terror y fantasmas de las de toda la vida. Una maldición y una afrenta que busca ser vengada. Una misteriosa niebla que comienza a aparecer por las noches en la víspera y día del centenario del pueblo de Antonio Bay, hace rememorar a los habitantes la fecha de su fundación, 100 años antes, y algunos de los hechos que sucedieron, como el hundimiento de un barco que confundido por un resplandor chocó contra las rocas, muriendo todos los tripulantes. En la celebración del mencionado aniversario, esa extraña niebla de la que surgen sombras comienza a sembrar el pánico en la población.
Como podemos ver, el argumento puede pasar por ser un mero relato típico de fantasmas vengativos, típico sí pero fascinante también. Con un ritmo firme, Carpenter nos va metiendo en harina poco a poco, de forma sutil, como la mismísima niebla que se acerca cada vez más al pueblo, sin necesidad de grandes efectos especiales o golpes de efecto gratuitos, todo el mérito de dicho film reside en su ambientación, una verdadera pesadilla que se va gestando ante nuestros ojos de forma irremediable, un horror tan ancestral que cala hasta los huesos del espectador.
La idea de "La Niebla" creció y se convirtió en un guión escrito por el mismo Carpenter y su habitual colaboradora, Debra Hill, quien también es productora, en el que la influencia de escritores como Lovecraft, Hodgson o Arthur Machen (Machen es el nombre del marinero interpretado por John Houseman) parece evidente. La frase de Poe que abre la película, "¿Todo aquello que vemos o creemos ver, no es más que un sueño dentro de otro sueño?" (idea de Debra Hill), aunque parezca ajena a la trama, adquiere significado en la sobresaliente atmósfera onírica que destila cada uno de sus fotogramas. Y es que Carpenter, mediante el empleo de la música (compuesta por él), de la iluminación (muy inquietante el uso de tonalidades verdes y rojas) y visible especialmente con la presencia de la esa niebla luminiscente y con su ritmo narrativo consigue crear una película con atmosférica de pesadilla. Pesadilla basada en la leyenda y que está ya presente en la narración del viejo marinero a unos niños cobijados alrededor de una hoguera. Carpenter, casi desde ese momento vuelve a incluir sus acordes musicales, la iluminación tenue luz de la hoguera y la historia del velero Elisabeth Dane, que nos sumerge en una historia clásica de fantasmas, tanto en su forma como en su contenido.
La fotografía es realmente sublime y ayuda a reforzar ese ambiente casi onírico, tétrico y espectral que enriquece la dirección artística de la película, arropada de una maravillosa banda sonora a cargo del propio Carpenter como es habitual en sus obras. Algo que sorprende en demasía incluso a día de hoy es el espectacular uso de los efectos especiales, principalmente el trabajo realizado con la niebla. Niebla por otra parte, apunto estuvo de provocar una desgracia, ya que para realizar una niebla incandescente y brillante emplearon era una mezcla de queroseno, agua e insecticida extremadamente tóxica que hizo enfermar al equipo y parte de los actores. Pero a pesar de todo Carpenter y su equipo palió los problemas dejando un resultado de quitarse el sombrero, la niebla es prácticamente un personaje dentro del film y su avance progresivo está tratado como tal, de forma paulatina, es una amenaza constante, algo que podemos ver sobre todo en los planos generales donde vemos el inevitable avance de dicha niebla misteriosa arropada a su vez por la magistral música de Carpenter, que componen en su conjunto una sinfonía de terror.
Desde lo alto del faro de Spivey Point, Stevie tiene un papel predominante en la comunidad, casi como un oráculo, como lo demuestran los juegos de luces sobre su cara alumbrada por las luces del faro. Ella hace el vinculo entre dos mundos, el primero donde es madre de familia preocupada por las andanzas de su hijo, el segundo donde encarna la voz seductora y superficial de la emisión de radio. Cuando la bruma entra en Antonio Bay, la barrera entre estos dos mundos cede para dar paso al pánico, en este momento su voz se hace más grave y habla directamente a la gente para tratar de liberarles de su aislamiento y vulnerabilidad. Cuando la maldición está llegando a su fin, adopta una voz profunda y casi profética, su mensaje parece ir más allá de nuestra historia de fantasmas vengadores.
“No sé lo que pasó a Antonio Bay esta noche. Algo salió de la niebla y trató de destruirnos. En un momento, esto desapareció. Pero si esto ha sido otra cosa que una pesadilla, y si no despertamos para encontrarnos a salvo en nuestras camas, esto podría venir otra vez.
A los barcos en el mar que pueden oír mi voz, miren a través del agua, en la oscuridad. Busquen la niebla.”
Buen análisis y algo que atrapa en La Niebla, es la música creada por Carpenter, que hecha con sintetizadores le da ese toque clásico y a la vez tenebroso. Es una de mis películas favoritas ayer fui también 21 de abril...
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