El viento (The Wind) 1928 Director: Victor Sjöström Reparto: Lillian Gish, Lars Hanson, Montagu Love, Dorothy Cumming, Edward Earle, William Orlamond Guión: Frances
Marion (Según la novela de Dorothy Scarborough) Fotografía: John
Arnold
En los albores de cine, cuando el cine era sólo imágenes, las palabras era por entonces relegadas a un segundo plano en favor del elemento, de la unidad visual como fuente narrativa, expresiva, y, más tarde, estética. Pero a fines de la década de los veinte del siglo pasado, el cine mudo, está llegando a su crepúsculo, una edad completa llega a su ocaso, el sonido irrumpirá para elevar en ciertos aspectos a este arte, y, en otros, para iniciar el comienzo de un fin. Afortunadamente antes de que llegase ese final de una época, Victor Sjöström y Lillian Gish nos legaron la oportunidad de disfrutar la excepcional "El viento". Considerada actualmente como la última obra maestra de la época del cine mudo, Este filme es una joya total en muchos sentidos que inicialmente pueden pasar desapercibidos para el no entrenado ojo, y es que la película, de historia aparentemente sencilla, es plena y magistral, primeramente en su riqueza en la puesta en escena, las actuaciones, y un sólido guión, obra y gracia de Frances Marion, basado en un relato de Dorothy Scarborough. El argumento es una rara propuesta de western, rodado con el personal estilo del sobresaliente y algo olvidado director sueco.
La historia comienza cuando la joven Letty (Lillian Gish), viaja a una región de
Tejas llamada Agua Dulce.
Allí el viento es el protagonista indiscutible ya que está
presente de
día de noche. Cuando llega es mal recibida por la esposa de su primo,
Cora, quien siente unos enormes celos de ella. La convivencia se
volverá insostenible y Cora echará a Letty de la casa. Ante este
hecho
inesperado, la joven tendrá que casarse con un cowboy al que no ama.
Una noche de vendaval, mientras Letty está sola en la casa, recibe la
visita de un vecino que trata de violarla. La joven le mata de un
disparo y entierra el cadaver bajo la arena. Sin embargo, el viento
desentierra una y otra vez el cuerpo, lo que llevará a la protagonistas
a un estado cercano a la locura. Finalmente el regreso de su marido
conseguirá tranquilizarla y juntos iniciarán una nueva vida.
Victor Sjöström, una de las mayores luminarias del cine, para 1928 tenía ya una tan buena como surtida y envidiable trayectoria, descollante icono del cine mudo en su país. Hasta que los productores norteamericanos, muy sensibles y perspicaces a la hora de hacerse con los mejores cineastas del mundo, pronto se interesan por la pulcra labor de Victor Sjöström. En Hollywood rueda nueve películas a lo largo de los seis años, entre esos titulos nos encontramos con "He Who Gets Slapped", (1924), con Lon Chaney; "La mujer marcada" (1926), con Lillian Gish; "La mujer divina" (1928), con Greta Garbo y se mismo año, "El viento" de nuevo con Lillian Gish.
Sjöström era principalmente un director de actores, es por ello que pone toda su atención al reparto, principalmente en su actriz principal que llegados a ese punto poco más podía aprender, ya que hablábamos de una de las mejores actrices de Hollywood, y sin embargo es considerado su mejor trabajo. El director exprimió al máximo su personaje al que se le maltrata tanto física como psicológicamente durante casi todo el metraje. La joven Letty sufre las inclemencias del tiempo en sus propias carnes. La joven Letty sufre a causa de los celos que despierta en su cuñada y la relación con su marido al que no desea y al que no deja que la toque, lo que crea una fuerte sensación de impotencia y furia por su parte. La joven Letty sufre en el habitáculo en el que vive semi-abandonada en el desierto, incapaz de salir por culpa del viento ni realizar con normalidad tareas del hogar o cabalgar por sus tierras (por poner un ejemplo, de nada sirve recoger toda la arena que entra la casa si cada vez que abren la puerta esta vuelve a entrar desde el exterior). La joven Letty se tortura mentalmente sentada en su cama porque no puede llevar una vida normal. Pensando, sufriendo, escuchando el viento, pensando, sufriendo, escuchando el viento, no hay nada más que hacer. El espectador acaba sufriendo con la protagonista consciente de la dramática situación a la que se enfrenta. El
impacto de las imágenes impresiona. Sjöström crea un clima de desesperación, soledad e indefensión ante el hostil entorno. En "El viento", gracias a una inteligente fotografía en blanco y negro, se crea un importante efecto dramático. Una naturaleza adversa, salvaje, en la que una muchacha se siente perdida al no estar acostumbrada a estas inclemencias. Una naturaleza agresiva, violenta. Escenas en que la gente atemorizada que se esconde en un sótano cada vez que llega un ciclón son de un fuerte dramatismo.
En "El
viento" se
recogen
los temas que a Victor Sjöstrom le gustaba mostrar en sus
películas, como la redención por medio del amor, y la naturaleza
como
expresión de los deseos y locuras de los protagonistas. Los personajes
quedan bien definidos por el director Sjöstrom desde los primeros
momentos de la película. Por un lado, tenemos a la frágil
protagonista
Letty, una joven de ciudad que se traslada a vivir a casa de un primo
en Tejas. Sin embargo, esta fragilidad se verá transformada cuando por
diversas circunstancias se ve obligada a hacer frente a sus miedos y
temores. Por el otro, tenemos a Roddy, un maduro y maquiavélico hombre
que se sentirá atraído por la joven y que hará todo lo
posible por
lograr sus oscuros objetivo. El resto de personajes: Cora, una mujer
envidiosa que siente celos de la recién llegada, y Lage futuro
marido
de Letty un humilde ganadero profundamente enamorado de la
joven, quedan eclipsados por un personaje que se convierte
en
antagonista e hilo conductor de la película, EL VIENTO.
Pero si "El viento" es una gran película, gracias a su director, a su solido guión y a su impresionante fotografía, no menos merito tiene su protagonista absoluta, una bella y delicada Lillian Gish, una de las actrices referentes del cine mudo que nos deja otra de su grandes actuaciones para el recuerdo, curtida, hermosa y plena Lillian Gish es uno de los pilares del filme, una entrega a la cámara, a Sjöström, y al cine, conmovedora. Es imposible dejar de conmoverse al verla como un lastimero cachorrito indefenso, frente a su nuevo esposo, temerosa, frágil, inocua, a merced del insistente consorte, infinitamente elocuente es su rostro, además nos deleitaremos con ella en ese inolvidable plano final, mítica representación, ambos amantes fundidos en metafísico abrazo, juntos ahora serán invencibles, afrontarán todo lo que venga sin temor, su amor los hace invulnerables, y Lillian ahora nos dibuja espiritual sonrisa, espiritual alivio, pues un final conciliador tiene lugar, el amor redentor los salvará. La Gish llegó a incidir tanto en el filme, que a poco estuvo de materializarse un final mucho más trágico, en el que Letty era devorada por un viento del norte, pero finalmente se optó por este, esperanzador y redentor final, es que la inolvidable Lillian, actriz y algo más en este filme, es una de las razones de que la cinta sea tan sólida, sin fisuras, perdurable, inolvidable.
Para el cinéfilo empedernido, "El viento" es un filme imperdible, prodigiosa joya, de gran riqueza visual, que tiene un insuperable colofón con ese doble plano final maravilloso, el amor funde a los amantes, y los embarca a un viaje en el que triunfarán ante todo. La cinta fue un sonado fracaso comercial, pero en los años siguientes es reevaluada por la crítica y aficionados al cine clásico como el único largometraje de Åström en Hollywood con una temática del cine europeo clásico, donde los personajes son dependientes y peones inexorables de la fuerza de la naturaleza. "El viento" es cine mudo en estado puro. Cine al cien por cien.