Garras humanas (The Unknown) 1927 Director: Tod Browning Reparto: Lon Chaney, Joan Crawford, Norman Kerry, Nick de Ruiz, John George, Frank Lanning, Polly Moran, Bobbie Mack. Guión: Waldemar Young Fotografía: Merritt Gerstad
La
carrera
de Tod Browning estuvo plagada de películas "diferentes" a las
habituales de la pantalla para el gran público, son historias
trágicas donde nunca escatimaba en detalles ásperos y
personajes atípicos y marginales, a menudo
pertenecientes al universo de la farándula. Su legado fílmico en el recuerdo popular puede ser limitado a dos películas: "Drácula" (1931) y "La parada de los monstruos" (1932). Pero hay un Browning desconocido, un Browning activo durante el cine mudo, miembro del equipo de D.W. Griffith, y el socio detrás de cámaras de algunas de las mejores películas de Lon Chaney.
Entre ellas "Garras humanas".
"Garras humanas" es
una
de las mejores (para muchos cinéfilos, la mejor)
colaboracion del tándem Tod Browning-Lon Chaney. Fiel a su
estilo de asombrar al público, Browning explora la complejidad
de los deseos y temores de sus personajes para atraer al espectador
hacia la tortuosa crónica de un triángulo amoroso.
Al
igual que otras obras de Browning, la trama se centra en el mundo del
circo y tiene como protagonista a un outsider, un freak, un personaje
que escapa de lo normal. Y por supuesto el personaje de Lon Chaney le
permite exhibir una de esas interpretaciones que tan bien se le daban
de personajes torturados abocados a una situación límite. Las
películas
de Browning se distinguen por su fuerza visual, donde
cualquier mirada cualquier gesto sugiere muchas sensaciones y
sentimientos. El drama que se nos presenta es terrible.
Browning, coautor del guión junto con Waldemar Young, sitúa la historia en el ambiente circense que tan bien conocía. El argumento de esta fascinante pesadilla nos sitúa en un imaginario Madrid donde está acampado un "peculiar" circo. En el se desarrollara la trama en torno al trío amoroso formado por Alonzo (Lon Chaney), Nanon (Joan Crawford) y Malabar (Norman Kerry) . Nanon siente animadversión hacia las manos masculinas a causa de un trauma del pasado. Una historia de amor insensata y enfermiza. Nanon (Joan Crawford) sólo soporta a Alonzo (Lon Chaney) porque ella cree que no puede tocarla al fartarle los brazos, pero lo que en realidad desconce la bella Nanon es que Alonzo es un asesino que se esconde de la justicia haciéndose pasar por manco. Este trauma de la bella Nanon le acerca emocionalmente a Alonzo, quien en un acto de locura romántica, no dudará en amputarse los suyos para conseguir a su amada.
Este retorcido argumento, escrito por el mismo Tod Browning con la colaboración de Waldemar Young, es únicamente la punta del iceberg de una obra cinematográfica compleja, sucia y alucinante. En ella se tocan temas tan delicados como el fetichismo, la obsesión malsana, el incesto, el asesinato o la deformidad física. Todos estos temas aparecen en su obra maestra "La parada de los monstruos". Sin embargo, en la obra que nos ocupa, estos temas son tratados de una forma diferente. Aquí todo adquiere un tono irreal, pesadillesco, en el que la prodigiosa interpretación de Lon Chaney se te clava en el alma para quedarse allí para siempre. La actuación de Lon Chaney merece un punto y aparte, ya que en esta ocasión no es el maquillaje el gran protagonista en la creación del personaje. La clave de la interpretación de Chaney en esta película son sus miradas y expresiones, las cuales no dejan lugar a dudas sobre las intenciones en cada momento del personaje que interpreta.
Como ya hemos reseñado antes, uno de los puntos fuertes de la película es la ambientación, ya que Browning y su director de fotografía Merritt Gerstad consiguen crear un ambiente sórdido durante toda la película que refleja la maldad encubierta que hay en practicamente todos los personajes. Así mismo el uso de la luz y de algunos decorados (como la consulta del cirujano) hacen que todo parezca un sueño, uno de esos sueños de los que quieres despertar, pero no lo consigues porque te atrapa y no te deja escapar. Además de por su precisión narrativa y otros muchos detalles técnicos, "Garras humanas" destaca por un romanticismo descarnado, no por el terror que se le presupone. Una desesperada historia de amor condenada al fracaso. El tipo de amor que hace temblar inexplicablemente tus rodillas, nubla la mente y provoca que tomes las peores decisiones; ese amor doloroso que te empuja hacia un fatal desenlace sin que te importen las consecuencias.
Hay suspense y dramatismo en esta pequeña joya de tan sólo 48 minutos (la película estuvo desaparecida durante muchos años, hasta que en 1968 se encontró una copia en condiciones bastante aceptables y, a partir de ella, se pudieron recuperar 48 minutos de los 63 que duraba la cinta originalmente). Quien quiera sumergirse en los primeros tiempos del cine quedará sorprendido al comprobar que no es ingenuo, anticuado o previsible como solemos pensar con ignorancia y suficiencia. "Garras humanas" es puro cine, y con eso basta.
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