Autor: Patrick Senécal Editorial: Umbriel Nº páginas: 416
Tengo que confesar que cuando comencé esta novela no las tenia todas conmigo. Su cierto "tufillo" a best seller de "fabrica" y su poca originalidad en una historia mil veces leída me mantenían en alerta y con el gatillo preparado para dejarla de lado a las primeras de cambio, pero tras introducirme más y más en su endiablada atmósfera mi escepticismo inicial se trasformo en esa ansía de saber que se oculta más allá de la página siguiente.
Tal vez no sea un gran libro que pase a la historia, pero esta novela promete horas de lectura bien acomodados en el sofá para poder desentrañar esta mezcla de "thriller-noir y gore" de ritmo trepidante que te mantiene enganchado a una historia propia de thriller de terror donde se entremezclan tres personajes principales. Uno es Thomas Roy, un escritor de renombre que aparece un buen día en su casa catatónico y horriblemente mutilado. Trasladado al hospital, el hombre se niega a hablar o a comunicarse de ninguna forma posible. En este momento se nos aparece el segundo protagonista de la obra, el psiquiatra Paul Lacasse, que será su médico y se verá atraído por todo cuanto rodea el caso de este hombre, pues cada uno de los hechos apunta en una dirección distinta.
¿Se ha automutilado el gran escritor o ha sido un ajuste de cuentas? ¿Estaba escribiendo, como se decía, su siguiente novela cuyo borrador no ha sido encontrado realmente? Intrigado por todo este asunto, el doctor Lacasse comenzará a investigar siempre desde un punto de vista psicológico todo lo concerniente a este caso tan especial, pero pronto vacilarán todas las certezas del doctor Lacasse, tanto las personales como las profesionales. Porque, más allá del drama de Roy, algo aterrador se manifiesta lentamente, algo inimaginable y de consecuencias monstruosas. Su búsqueda les llevará a enlazar estos sucesos y al final descubrir un último y gigantesco complot en el que están implicada la brujería y la locura, que comenzará a asentarse y extenderse como una manta sobre todo lo que rodea al hombre hasta llevar a un desenlace de proporciones catastróficas en el que un antiguo mal pretende abrir de nuevo sus ojos al mundo, reencarnándose una vez más como mortal.
Patrick Senecal disecciona con maestría para el lector la apatía en que se encuentra sumido Paul, que no deja de pensar en lo improductiva que ha sido su vida personal y laboral, sin embargo, un último paciente es ingresado en el hospital psiquiátrico, y poco a poco irá quitando capas y capas de racionalidad al bueno de Paul para transformarlo en un mar de dudas en inseguridades. ¿ Puede una persona completamente racional convencerse de que existe algo más allá de la ciencia ? ¿ Algo más cercano a la superstición ? ¿ Algo quizá maléfico ?
La novela no defrauda, y aunque durante la primera mitad pueda parecer que estamos ante una novela de intriga y suspense, el final nos depara sorpresas más allá de lo racional. Tenemos una trama muy interesante, que nos lleva de la mano de manera angustiosa por la vida de un escritor, atormentado por algo o alguien, que lo lleva al borde de la locura, pues ha estado viviendo entre la espada y la pared durante los ultimos 10 años. El ritmo es insuperable ya que los acontecimentos se van dando a una velocidad vertiginosa que no da respiro, y aunque en por momentos bastate violenta y sangrienta, hay pasajes y dialogos tan inquietantes, que la sangre y la muerte ni siquiera se mencionan.
Como vemos "El umbral" discurre por caminos que no son en absoluto innovadores, aunque tiene algún destello de originalidad o de querer hacer las cosas de un modo diferente, y esto hace la novela interesante. El autor canadiense prodiga paciencia e intrepidez cuando escudriña la región demencial del ser humano que linda con lo monstruoso. Para ello Patrick Senécal nos reúne todos los elementos de una buena historia de terror y suspense pero sin abusar de los clichés clásicos del genero y nos regala una magnífica novela con la que pasar ratos tan aterradores como amenos para demostrarnos que entre la delgada línea roja que separa a la locura de la razón, existe un estado intermedio que en algunos casos extremos puede convertirse en perpetuo: la desesperación.
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