16 de noviembre de 2018

Federico Bebber


Agónicas sensaciones


A medio camino entre la fotografía y la pintura, las fotografías de Federico Bebber están cargadas de pesadillas, de sensaciones en penumbra y malestar del alma, pero con una luz de esperanza al final. Para transmitir todo aquello sus fotografías contienen colores que se disuelven en un degrade blanco y negro, con tonos azules e incomprensibles. 


Si lo más llamativo de las fotografías de Federico es el impacto visual, sus composiciones tienen muchos simbolismos y mensajes no tan fáciles de encontrar en una primera aproximación, sus influencias principales vienen de artistas de la talla de H. R. Giger, Dave McKean, incluso de Goya. Aunque también comenta que su inspiración puede venir de distintas áreas como puede ser la música y el cine.

         

Describir su trabajo es algo alucinante, sus creaciones rayan lo surreal, lo gótico y lo fantástico que despiertan toda una gama de sentimientos que casi siempre tenemos escondidos en un letargo del que solo salen al ver este tipo de arte. Son maquillajes alquímicos que rozan una belleza perdida, sensaciones antagónicas que lo mismo nos acercan al terror que nos deslizan por la senda de la sensualidad.


De formación autodidacta, el italiano Federico Bebber dio sus primeros pasos en la manipulación fotográfica con la legendaria Commodore Amiga, una de las computadoras de escritorio más populares de finales de siglo. Desde 1998 se dedica de tiempo completo a sus retratos digitales compuestos por rostros, algunos rotos, otros distorsionados, pero todos ellos bellos y femeninos cargados de dolor y de pesadilla donde también hay sitio para la luz y el movimiento que dan forma a un submundo de agónicas sensaciones.

         

Observando su trabajo, el espectador siente un lado oscuro a partir de ciertos rasgos que provocan curiosidad, luego miedo y ganas de aferrarse a la vida. Son sensaciones que no por sacadas de alucinaciones resultan menos cotidianas, porque al fin y al cabo, qué puede ser más horrible que determinadas realidades. Momentos en los que la sangre, la oscuridad, el mal, lo mezquino y lo diabólico tienen mayor cabida de la que nos gustaría; o quizá no, quizá sea ahí donde queramos aposentarnos, ocultarnos de la cruel realidad de nuestras vidas, míseras y aburridas.








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