8 de abril de 2018

Martin Stranka


Llenando la soledad


La soledad, el estar solos ante nosotros mismos, leyendo nuestros anhelos y fracasos, nuestros sueños más profundos, nuestras pasiones más secretas. Esos momentos en los que nos encontramos entre dos mundos, entre el sueño y el despertar, son los estados que nos presenta el fotógrafo checo Martin Stranka.


A Martin le encanta el olor del otoño y los granos brillantes de polvo flotando en la puesta del sol. Sus imágenes sencillas están plagadas de sentimientos que arrastran al espectador a un estado de soledad y cierta melancolía, evocan a través de colores oscuros y poco saturados un mundo que a nadie le es ajeno. Ese universo que debemos explorar solos, sin más ayuda que la de nosotros mismos, nuestro mundo interior.


Sin embargo, y a pesar del predominio de emociones tales como la melancolía, no se trata de una evocación angustiosa. Es más bien una invitación a la esperanza en el ser humano como individuo capaz de superarse y de reponerse ante las adversidades. Pues a pesar de hallar hombres en lugares inciertos y desolados, están serenos. Es un equilibrio perfecto de sentimientos opuestos que este fotógrafo autodidacta de tan sólo 30 años, logra plasmar con perfecta maestría. Fotografías de un carácter casi metafísico que se centran en la importancia del ser y su papel en el mundo y que invitan a indagar sobre quiénes somos realmente.


El trabajo de Martin Stranka (1984) vale la pena por diferentes razones. Primero porque pese a su juventud, el fotógrafo checo se ha convertido "casi" en un fotógrafo de cabecera, porque ha recibido más de treinta premios internacionales en reconocimiento a su trabajo y porque sus obras se han exhibido junto a auténticas celebridades como Annie Leibovitz, Banksy o Damien Hirst. Sobre la obra de este artista autodidacta decir, que siempre transmite emoción. Que a veces roza el minimalismo, en ocasiones se hace más sofisticado, para volverse oscuro y melancólico, pero siempre se mantiene enormemente equilibrado.


En su obra, Martin intenta capturar el momento entre soñar y despertar, ese estado vago y flotante que puede darte ilusiones hiperrealistas. Cada imagen se enfoca en una sola persona, enfatizando la idea de poder mirar en el sueño de alguien. Los sueños son un reflejo de nuestros sentimientos, y al mantener el entorno bastante abstracto, depende del espectador interpretar los sueños retratados como positivos o negativos. Un enfoque fascinante cuidadosamente creado en bellas fotos.













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