10 de diciembre de 2016

Bill Brandt

"El fotógrafo de la sombra y la luz" 

¿Puede un libro de fotografía ser un fracaso en su momento y luego convertirse en uno de los más renombrados? Puede. Ya ha pasado varias veces.

¿Puede la crítica especializada denostar un trabajo, que poco después se considera una de las cumbres de la fotografía? Puede. A Bill Brandt le pasó. Su libro "Perspectives of nudes" (1961) fue recibido por ciertos sectores de su país con críticas que iban desde la frialdad al rechazo más absoluto. No se debe hacer eso le dijeron. Pero como a casi todos el tiempo les pone en su sitio, poco después el mismísimo Cecil Beaton dijo de él que era "el más grande fotógrafo inglés".


Bill Brandt (1904-1983) sostenía que tras cada foto era posible y necesario encontrar el "sentido de la maravilla", una conmoción que empezase por la mirada del fotógrafo y culminase en el impacto de la imagen sobre el espectador. Con esa filosofía se enfrentó a todos los géneros (hizo fotos de los londinenses durante los bombardeos nazis, desnudos de matiz surrealista, imágenes callejeras, reportajes sobre la pobreza, retratos de artistas e intelectuales...) y se convirtió en el más respetado e influyente fotógrafo del Reino Unido.

 

Nacido en Alemania de padre inglés y madre alemana, Brandt terminaría por rechazar sus raíces germánicas a raíz del nazismo y en algunas entrevistas incluso mintió sobre su lugar de nacimiento, Hamburgo, porque sentía, como aclaró más tarde, "vergüenza" de ser alemán y prefería situar su cuna en Londres. Se interesó por la fotografía a partir de los 20 años. En 1929, Bill Brandt se trasladó a París donde trabajó 6 meses como asistente de Man Ray, y gracias a esta colaboración descubrió las corrientes surrealista y el arte de vanguardia. A su vuelta a Londres desde su corta estancia en París, empezó a desarrollar sus primeros trabajos basados en fotografías documentales de la vida social de los ingleses, recogidas en su primer libro "The English at Home" (1939). En estos primeros trabajos Bill Brandt, pone enfrentadas las difíciles y duras vidas de las clases trabajadoras en contraste de las imágenes de una opulenta aristocracia inglesa.

                      

Durante los años 30, su trabajo se centro en en recoger las vidas en las comunidades mineras, fotografiando a las familias afectadas por el paro, siempre en su línea de presentar altos contrastes en las copias, negros intensos y contenidos en gran parte dramáticos. Durante la Segunda Guerra Mundial el Gobierno Británico vía su Ministerio del Interior, le encargó un trabajo para datar los principales edificios de la ciudad, y aprovechando el mismo se dedica a realizar inquietantes tomas de una ciudad como Londres totalmente vacía durante los ataques aéreos, y como contraste plasmó escenas de refugios antiaéreos totalmente abarrotados. Una vez terminada la guerra su estilo dio un giro rotundo. Se va alejando de la fotografía reportaje, de la fotografía social e inicia su camino hacia la fotografía paisajista y del retrato, que a la postre es el género que le hizo famoso.


Pero su "gran salto" surgió a raíz del hallazgo en una tienda de segunda mano de  una cámara que le ayudará a ir un paso más allá en su estilo y con la que entrará en la historia de la fotografía. Se trataba de una cámara de placas Kodak de madera, del siglo XIX. Carece de obturador y su objetivo cubre 110º de visión, con un diafragma ínfimo. Con ella obtiene fotos con una increíble profundidad de campo. Con esta cámara Brandt puede "ver como un ratón, un pez o una mosca" y empieza a realizar una serie de desnudos totalmente innovadores. Brandt descubre un mundo nuevo, con el que había soñado. Ya puede trasladar a sus fotos la sensación que tuvo viendo "Ciudadano Kane": una profundidad de campo infinita y unos espacios estilizados por la focal usada.


En este camino, el fotógrafo se vuelve a encontrar con sus motivaciones iniciales y con sus primeras influencias como fueron el surrealismo. Tras el mismo el fotógrafo focaliza su interés en las formas, en especial en las formas femeninas centrándose en el desnudo y donde los cuerpos se convierten en un paisaje imaginario, claros-oscuros, altos contrastes siempre. Se acerca más que nunca al surrealismo con interpretaciones personales del cuerpo humano, desde el estudio; al aire libre, en las playas de Normandy y Sussex; coloca a las modelos en espacios muy grandes y retrata una parte de ellas, en primer plano.
             
               

Los cuerpos, descontextualizados, en primer plano, se deforman. Son lo que vemos, pero no son como los vemos nosotros. Dejé de fotografiar lo que veía para fotografiar lo que veía la cámara, hecho que emparenta con su gusto surrealista y la definición de Breton de automatismos puramente físicos. Las formas surgen del paisaje, germinan y se cargan de simbolismo. El mar y la mujer como lugar de creación, como metáfora de la creación. Copias dramáticas y tenebrosas, en papel duro, donde en muchos casos desaparece.


Sin embargo, lo que hoy vemos como todo un hallazgo que ha expandido el lenguaje fotográfico, en su momento recibió duras críticas, por saltarse las reglas de la representación de la realidad y del desnudo. No se veía con buenos ojos, que Brandt emplease un elemento que se creía “objetivo” para obtener una imagen que claramente no era real. Se le definió de fotografía abstracta, y se le acusó de formalismo gratuito, a lo que Brandt contestó: "No me interesan las reglas y convencionalismos. La fotografía no es un deporte".


No es que el resto de la obra de Bill Brandt no esté a una gran altura, como sus magníficos retratos de los años 40. Lo que ocurre es que, aunque se vea la misma personalidad y el mismo estilo en toda su producción, la serie de desnudos resulta absolutamente rompedora. Y en gran medida es por conseguir trasladar a la fotografía toda una serie de influencias externas al mundo fotográfico. Desde el cine de Hitchcock o "Ciudadano Kane" a las esculturas de Henry Moore o Giacometti, los cuadros de Balthus u obras literarias como “Alicia en el país de las maravillas”.

Todo lo que en su momento se contempló como intolerable ha sido asumido por el imaginario colectivo. Su obra es plenamente reconocida y ha adquirido una atemporalidad que la hace clásica, sin que por ello haya perdido nada de su fuerza inicial. Su lenguaje personal, su innovación, se puede apreciar como antecedente en la obra de muchos fotógrafos.










No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por ver esta página