4 de diciembre de 2016

Las extraordinarias aventuras de Adéle Blanc-Sec.


Las lineas claras de Jacques Tardi.                                                                                                                                                               

Editorial: Norma editorial.


Para quien todavía no lo sepa, Adèle Blanc-Sec nace de la pluma del dibujante y guionista Jacques Tardi en 1976, año en que publicó sus dos primeras entregas "Adèle y la bestia y El demonio de la torre Eiffel" (que encontramos en este tomo junto con "El sabio loco y Momias enloquecidas"). Las constantes de esta serie son: aventuras parisinas, misterios extraordinarios, tramas enrevesadas y personajes excéntricos (desde científicos locos, hasta momias egipcias resucitadas) en un cóctel que mezcla lo mejor del cómic clásico francés de aventuras (tipo Tintín, Spirou, Blake & Mortimer, Freddy Lombard) con el sabor añejo de la literatura folletinesca de principios del siglo XX (donde encontramos también las novelas de Jules Verne), marco en el que transcurre la acción.


      


Adéle es una joven un tanto pesimista y arisca, metida a detective. En los casos que investiga siempre hay un componente sobrenatural. Se puede decir que Adéle es una mujer atípica para su época, con una fuerte personalidad, lo que le lleva a verse inmiscuida en asuntos turbios y extraños. Ambientada a comienzos del s. XX, Tardi da rienda suelta a su admiración por la literatura folletinesca y por escritores como Julio Verne y H.G. Wells. Las sectas esotericas, los monstruos prehistóricos o las momias son algunos de los enemigos con los que ha de medirse Adéle. Sin olvidar, por supuesto, al inefable científico loco.


El primer cambio radical lo encontramos en su arisca protagonista principal, Adèle Blanc-Sec, una heroína muy alejada del canon (predominantemente masculino) de personaje femenino sexy, atractivo y con glamour. Jacques Tardi no trata de que su creación nos caiga simpática en su primera aparición. Adèle es como es y, al ir leyendo sus aventuras, vamos descubriendo más aspectos de esta mujer (fumadora para más señas) que no tiene ningún problema en adentrarse en oscuras catacumbas tras un desconocido o disfrazarse (cual Sherlock Holmes) de vagabundo. Y así, poco a poco, sin darnos cuenta, ella logra hacerse un hueco en nuestros corazones. Puede que al principio sus historias te parezcan locas y en algunos momentos hasta absurdas (¡Un pterodáctilo sobrevolando París! ¡Un cavernícola que bebe coñac y fuma puros!), pero si permaneces leyendo sus aventuras extraordinarias, al final, le encontrarás la gracia y descubrirás un fino sentido del humor (francés, claro).


Yo personalmente no soy un devoto seguidor del cómic de linea clara, me gusta mas los dibujantes más oscuros, pero tengo que reconocer Jacques Tardi logra captar la curiosidad del lector utilizando un genero clásico de la literatura: el folletín. Como si se tratase de una novela por entregas, Tardi indica a los lectores, al final de cada capítulo, que pronto habrá una continuación que no debería perderse si quiere conocer el desenlace definitivo de unas historias que van encadenándose a la anterior.









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