2 de noviembre de 2017

1280 ALMAS

Autor: Jim Thompson Ilustrador: Jordi Bernet                                                      Editorial: Libros del Zorro rojo


Nadie puede poner en duda que Jim Thompson es uno de los maestros de la novela negra y pocos negarán que "1280 almas" es su mejor novela (buena parte de la crítica sostiene que es la mejor novela negra de toda la historia). Puede que suene demasiado categórico tal afirmación, pero lo cierto es que Jim Thompson y su "1280 almas" pueden formar parte de un triunvirato histórico de la novela negra, junto a Dashiell Hammett y Raymond Chandler. 

Tachado por algunos como un autor sin escrúpulos y excesivamente violento, no hizo otra cosa que reflejar una realidad que conocía bien. "1280 almas" resume en su protagonista la visión que Jim Thompson tiene del poder y la corrosión que éste ejerce sobre la sociedad. Escrita en 1964 por un hombre al que su propia biografía le podría servir de argumento literario. Thompson nos presenta una realidad literaria que nos habla, mejor dicho, nos muestra, como buen novelista que es, la verdadera cara del poder y su capacidad para corromper y mantenerse, como todos los poderes, con la razón de la fuerza. Esta es una novela dura y violenta, repleta de personajes donde lo más parecido a una ética o a una moral que tienen, es el escupitajo politicamente incorrecto que lanzan a la sociedad.

Lo que aquí se narra es la historia de Nick Corey, el corrupto sheriff de Potts County, un pueblo de mala muerte del sur de EEUU habitado por mil doscientas ochenta almas y al que muchas personas (su esposa, su amante, sus jefes políticos…) consideran un pobre inocente manipulable y un pelín tonto. Sólo que tras esa máscara de persona simple se esconde un individuo brutal, despiadado y cínico que no duda en asesinar a quien se interponga en su camino para ser reelegido en las próximas elecciones a sheriff... Nick Corey es el personaje tipo de las novelas de Thompson, Nick no es bueno ni malo, es un sobreviviente, un tipo con una mirada escéptica y desesperanzada de la sociedad y de sí mismo.

         

El está ahí para defender al Estado y su ley, antes que a la justicia, pero si no puede "tirar" hacía los de arriba, lo hará hacía sus semejantes que le entorpezcan en su camino, esa es su escusa. La violencia, para él, no es sólo un instrumento, sino una característica de su forma de pensar y actuar. La maestría del autor es el enseñarnos esto sin parrafadas filosófico existenciales ni aburridos monólogos interiores, Thompson no narra y por lo tanto hace presente las cosas ante el lector, poniendo a trabajar y a dialogar a sus personajes, que son creíbles y nos muestran la cara oscura de la existencia en esos aparentemente bucólicos pueblecitos sureños. Pero, además, el condenado tiene un humor tan ácido que aún ante la escena más escalofriante es imposible contener una sonrisa, aunque sea una sonrisa retorcida.


Si te gusta la novela negra y nunca ha leído "1280 almas" (Pop. 1280), no sólo es algo malo, si no muy malo. De hecho, algo imperdonable. Por eso, los que aún no la hayan leído, propongo dos opciones: la podéis encontrar a un precio de risa en la colección negra de RBA. O bien podéis rascaros un poquito el bolsillo y haceros con un ejemplar de la edición de Libros del Zorro Rojo. ¿Diferencias? Que la segunda está ilustrada ni más ni menos que por el gran Jordi Bernet.

Jordi Bernet ha ilustrado espléndidamente la novela del no menos espléndido Jim Thompson. El estilo del escritor norteamericano le queda como un guante a Bernet, que se mueve como pez en el agua con esos personajes cínicos, socarrones y solitarios muy en la línea de su Torpedo. Sus impactantes como sugestivas imagenes, revelan una profunda comprensión del sustrato que yace bajo las formas elaboradas por Jim Thompson.

Con su magníficas ilustraciones, Jordi Bernet demuestra que es el adecuado para este psyco-western, lleno de mujeres del sur americano, a las que Bernet dibuja al estilo de las pin-ups de los años cincuenta. Repleto de personajes duros, de mandíbulas cuadradas. Las luces y las sombras de los dibujos a tinta se adaptan al cinismo, la claustrofobia de ese pequeño pueblo, los secretos a voces y los que permanecen bien guardados, y, sobre todo, a la voz de ese sheriff que nos muestra la corrupción como un estado natural de un poder se mantiene tristemente vigente, muchas décadas después de que fuera escrita. Un clásico imprescindible.



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