Director: David Fincher Reparto: Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Kim Dickens, Patrick Fugit, Carrie Coon, Missi Pyle, Kathleen Rose Perkins, Scoot McNairy, Sela Ward. Guión: Gillian Flynn Fotografía: Jeff Cronenweth
Por increíble que parezca no había tenido el placer de ver esta ultima demostración del buen oficio de David Fincher, uno de los directores cuyo sentido del cine, capacidad para crear desasosiego, complejidad narrativa, facilidad para integrar en sus obsesiones guiones ajenos y de enganchar al espectador en la trama, lo convierten en lo más parecido al heredero de Hitchcock.
"Perdida" es una película contundente y segura de sí misma, que engatusa y manipula (en el mejor sentido de la palabra) al espectador más experimentado gracias a la inmensa capacidad técnica de su realizador. La inteligencia con la que está construido el film daría para un artículo entero, pero resumiré: Fincher, apoyado en el sulfúrico libreto de Flynn y sin poner en peligro la solidez de los personajes, no tiene reparos en ir modulando el ritmo, cambiando el tono e incluso saltando de un género a otro, consciente de que nos lo estamos pasando tan bien que no vamos a recriminárselo.
La trama de "Perdida" posee un inicio cristalino del que se va apoderando una turbiedad alarmante. Cuenta la desaparición Ami Dunne y la extendida sospecha de que su intachable marido Nick puede haberla echo desaparecer, comienza así un misterio en el que nada resulta previsible, desarrollado a dos voces mediante las distintas versiones que ofrece el antiguo matrimonio feliz sobre lo que verdaderamente ha ocurrido. El matrimonio de Amy (Rosamund Pike) y Nick (Ben Affleck) no está sustentado en el amor, el respeto y la comunicación, y nunca sabremos si alguna vez lo estuvo; lo que los une después de cinco años, además del pasado común, de su precaria situación financiera y el enojo, es un compromiso vacío, basado en la mentira y la manipulación. Amy no tolera que Nick esté convertido en un remedo de sí mismo tras la muerte de su madre y la pérdida de su empleo, y Nick ha buscado consuelo en los brazos de una voluptuosa alumna. Como suele ocurrir en una relación, la repetición de las fricciones es lo que desata una explosión incontrolable. Ella desaparece dejando tras de sí rastros de violencia, y él no aparenta estar preocupado al grado que debería por su repentina ausencia.
Aquí nada es lo que parece, verdades y mentiras se mezclan según los intereses del que habla y actúa. Y la alternancia de esos testimonios que poseen anverso y reverso, en los que conviven la farsa y la realidad, el juego maquiavélico, el chantaje emocional y los sentimientos más primarios, conduce a un desenlace que desprecia todas las convenciones al ser cruel, realista, demoledor. David Fincher aborda este juego de espejos con seguridad visual y narrativa pasmosa, y nos regala una película que, pese a su sinopsis común (un marido distante busca a su esposa desaparecida) es una verdadera madriguera de conejo donde el director de "Seven" es consciente de todos esos recovecos y desarrolla un suspense que evoluciona de un extremo al otro con gran seguridad.
"Perdida" puede ser un sentido drama sobre el final del amor, una reflexión salvaje sobre el sensacionalismo de los medios de comunicación, una comedia negra con un hitchcockiano falso culpable e incluso un thriller de psicópatas, si bien abordado desde una perspectiva absolutamente insólita. Fincher sabe cómo cuidar la puesta en escena de sus películas, nos encontramos con un todo bien conjuntado y un largometraje que merece la pena ver. Aunque sus artífices engañan al público, no tenemos la sensación de que estemos siendo manipulados de una forma burda y simplona. No, los giros de la trama tienen su lógica y aportan al relato un buen número de capas que nos dan en qué pensar. "Perdida" engaña sin esconder, inquieta sin empujar y, entre toda la tensión de los hechos pasados, posiblemente pasados y futuras consecuencias, divierte cuando menos se lo espera. Lo dicho, dos horas y media llena de narraciones que, lejos de aburrir, describen fantásticamente lo que sucede en la escena. Diálogos brillantes, situaciones imprevisibles y constantes giros siempre fieles a la primera propuesta, conseguirán atrapar hasta el más inquieto de los espectadores.
Interpretar este drama no a tenido que ser fácil, todos parecerán sospechosos, todos parecerán inocentes, todo parece cuadrar perfectamente y luego parece encajar mejor y cuando todo está resuelto, resulta que la película suma y sigue gracias a la buena actuación de los personajes: Ben Affleck (por lo general, algo limitado en sus expresividad) no parece estar actuando, sobrio y sutil despliega una naturalidad con la que se funde con Nick Dunne, tanto para mostrar su lado más humano como los puntos oscuros de su personalidad. Pero sin duda la revelación de "Perdida" es una Rosamund Pike sencillamente estratosférica, ella esta perfecta en el papel de Amy, hermosa y de gesto entre cándido y gélido, interpreta a una mujer ambigua, encantadora o fría, según la ocasión.
"Perdida" es una obra tan audaz como fascinante e impecablemente dirigida que nos confirma las extraordinarias dotes de un director que si se deja de extraños experimentos con franquicias nórdicas nos debe seguir regalando joyas cada poco tiempo. Una deliciosa vuelta de tuerca al thriller y al cine de suspense, por supuesto. Y una reflexión cínica e incómoda sobre lo que cuesta encontrar a la pareja ideal y mantenerla con el tiempo, claro que sí. Como espectador, más que satisfecho, estoy colmado.
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