Alabadas y denostadas a partes iguales, el género de la comedia romántica es parte fundamental de la historia del cine a pesar que últimamente el genero ha sido maltratado por insulsas, artificiales y predecibles historias de "chico y chica se conocen, se enamoran, se pelean y finalmente se reconcilian". Este es el caso de "La gran enfermedad del amor", una película que puede parecernos una más del montón, pero si nos fijamos en los "pequeños" detalles esta película se siente única, fresca y auténtica. Podría haberse quedado en otra comedia romántica más pero las peculiaridades que le aporta la historia real, más el notable cuidado que han tenido con el guion para mantener el equilibro entre el humor y el drama, y un sensacional casting elevan este título muy por encima de la media.
Escrita por los protagonistas de la historia en la que se basa la película, Kumail Nanjiani y Emily V. Gordon, y protagonizada por el propio Nanjiani y Zoe Kazan (nieta del mítico director Elia Kazan). La película cuenta el complicado comienzo de una relación entre un conductor y monologuista inmigrante pakistaní y una chica americana. Entre ellos no hay en realidad ninguna diferencia cultural, pero Kumali no tiene el valor de contarle a su familia que sale con una chica blanca, que no reza y que tampoco está dispuesto a casarse con ninguna de las mujeres que su madre invita cada noche a cenar a casa.
Hasta ahí, podría ser cualquier otra película que ya hemos visto mil veces, pero la realidad supera a la ficción -nunca mejor dicho- y Emily cae en un coma inducido por una extraña enfermedad que ha contraído. Casualidades de la vida, es Kumail el que la lleva al hospital y el que acabará por quedarse por allí durante todo el tratamiento, aunque ella no sea consciente. Así no sólo conocerá a sus padres, que se instalan en el hospital para cuidar de su hija, sino que a través de ellos aprenderá que la vida de una persona es individual, única e intransferible, y por tanto las decisiones que afecten a su desarrollo las debe tomar esa persona.
La "invisible" dirección Michael Showalter se esfuerza tanto en ser lo más neutral y aséptica posible que se acaba volviendo invisible y deja absolutamente todo el peso narrativo a un buen guión y a unas muy notables interpretaciones (en particular a la excepcional y my querida Holly Hunte) y la pareja protagonista, claves para desarmar los prejuicios de género, y también de sexo, pues ambos, Kumail Nanjiani y Zoe Kazan, están muy lejos de lo cursi, y transmiten el latido de sus personajes con naturalidad, tan sencillos, tan culturalmente complejos. Ellos son el centro y la diana, pero sus contornos son formidables, y no sólo la sorprendente Holly Hunter o el filosófico Ray Romano, sino todo el extraordinario corte de secundarios.
El humor en "La Gran Enfermedad del Amor" es ingenioso, irónico y natural, nada sobreactuado, dotando de credibilidad a la película, debido a que es una historia que constantemente sucede en la realidad. Esa mezcla de comedia y drama, da muy buen resultado, ya que en la vida real, estos dos géneros rodean e intensifican nuestras experiencias del día a día.
Evidentemente, la película tiende a ser previsible y no hay nadie que no se espere el final, pero... ¿a quién le importa? "La gran enfermedad del amor" es una oda a la diversidad, a la herencia y la familia pero sobre todo a la identidad individual. Una sutil lección de vida que Gordon y Nanjiani han disfrazado de comedia romántica.
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