20 de julio de 2018

Eric Drooker

Flood! y el expresionismo en el cómic



Según Scott McCloud (autor, ensayista y teórico del cómics), el cómic son "ilustraciones yuxtapuestas en una secuencia deliberada, con el propósito de transmitir información y obtener una respuesta estética del lector". Esta definición tan académica y tan poca clarificadora, hace hincapié en los dos principales elementos sobre los que el cómic se asienta: el dibujo y el texto. Como ya sabemos, esta combinación de textos y dibujos se erige como la herramienta fundamental sobre la que se sustenta el 9º arte, desde que es consciente de sí mismo como medio artístico, no obstante, no es imprescindible recurrir a ella para que esta narrativa funcione con normalidad. 

Es evidente que crear un cómic mudo no está al alcance de cualquiera y eso lo sabe muy bien el "maestro" Eric Drooker, un pintor, novelista gráfico, y artista de muchas de las portadas del "The New Yorker". Además de ser el ilustrador de la película y poema "Aullidos" de Allen Ginsberg.

     

Drooker creció en Stuyvesant Town en Manhattan, al lado del Lower East Side, que era entonces un barrio de inmigrantes de clase obrera con una tradición de izquierda y activismo político. Pronto desarrollo el interés por las artes gráficas y los dibujos animados, sobre todo las novelas de grabado en madera de Frans Masereel y Ward Lynd y el cómic underground de Robert Crumb. 


Sus inicios como artista callejero mostró abiertamente su postura en la política con carteles provocativos que se han convertido en símbolos de protesta alrededor del mundo. No obstante, su trabajo está marcado por un estilo único que incluye siluetas en movimiento, matices intensos y un excelente humor negro. Sus dibujos son impresionantes. Sin ser excesivamente violento, sus trazos arremeten contra el individuo de la sociedad actual, enmarcados siempre bajo los rascacielos neoyorquinos...



Sus primeros trabajos fueron publicados en revistas de izquierda y en varias publicaciones underground. Pero con el tiempo comenzó a vender las ilustraciones de las publicaciones, y se hizo mas conocido como caricaturista en su cuento "L". Su primera novela gráfica sería "Flood!". Una excelente novela en imágenes y sin palabras, donde se narra la lucha de los ciudadanos impotentes en contra de la autoridad, que ganó un American Book Award. Sus dibujos reflejan su actitud hacia la vida cosmopolita con un estilo personal que ha cautivado a los mismísimos gerifaltes del "The New Yorker" en numerosas ocasiones.


Pero ya que estamos aquí, hablemos un poco del excepcional "Flood!", un libro precedido por sus copiosas críticas positivas, pero del que apenas sabía nada más que algunos trabajos del autor. Lo poco (poquísimo) que había visto me había puesto en guardia, ya que me parecía más próximo a la ilustración que a la historieta. Un error de apreciación garrafal que se desmonta nada más abrir la primera página, porque Drooker hace bastante más que una historieta: realiza un extraordinario ensayo sobre la secuencia gráfica combinado con un ejercicio de expresionismo brillante y emocionante. Las tres historias que incluye el libro editado por Dark Horse son un ejemplo de poesía visual desbordante donde forma y fondo se unen sin solución de continuidad, estructurando un discurso único donde uno no tiene sentido sin el otro.














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