27 de julio de 2018

Macario Gómez Quibus (Mac)


Cuando el cartel se hizo arte 


El pasado 20 de Julio nos dejaba para siempre Macario Gómez Quibus más conocido por (Mac), uno de los cartelistas cinematográficos más significativos del panorama español e internacional. Durante los más de treinta años que el autor estuvo en activo fue la firma de mayor calado, la más admirada del panorama del cartelismo español.  Títulos como; "Los 10 mandamientos", "Doctor Zhivago", "La muerte tenía un precio", "Con faldas y a lo loco", "Psicosis" o "Casablanca". Todas estas películas y otras muchas como "La tentación vive arriba", "El hombre tranquilo" o "Un tranvía llamado deseo", tienen una cosa en común, tienen el sello y la firma de Mac. Miles de títulos; creaciones que, en su mayoría, alcanzaron amplio reconocimiento en el ámbito cinematográfico, muy especialmente en el del espectador que era en definitiva el destinatario final.

        

La vida de MAC está llena de casualidades que lo llevaron poco a poco a convertirse en el mejor cartelista de cine de España y parte del extranjero. Desde el hecho de que su hermana entrará a trabajar a casa de una familia relacionada con el estudio de diseño Domínguez, que se encargaba de la decoración y la publicidad en prensa de los cines de la capital catalana; hasta el hecho de que la distribuidora Tandem Films viniera a montar su oficina en el mismo edificio donde vivía con su mujer. 

         

Un día, subiendo las escaleras, ella tuvo la oportunidad de ver los carteles que colgaban de las paredes de la distribuidora y, ni corta ni perezosa, les dijo: -"Mi marido hace unos carteles mucho mejores que estos"-. Y así empezó su relación con el cartel de cine, con la Metro Goldwyn Mayer, con United Artist, con la Twenty Century Fox… y a firmar sus carteles como MAC.

        

El gran éxito le llegó de la mano de la Paramount con "Los Diez Mandamientos". Le encargaron un cartel impresionante en el que estuvo más que a la altura. Tanto es así, que el mismísimo Charlton Heston quiso conocerle para felicitarle personalmente y tuvo colgado en su despacho una obra que le regaló Macario hasta su muerte. 

      

No era su único admirador, entre sus más fervientes fans había nombres como Salvador Dalí, Marlon Brando, Sophia Loren, Kirk Douglas o George Lucas al que le gustó tanto el cartel que Mac hizo para "American Graffiti" que quiso contar con él para "La Guerra de las Galaxias". Al final, por problemas de tiempo y producción, no pudo llevar este encargo a término. 


El talento de Macario era tal que en dos ocasiones le ofrecieron un trabajo muy bien pagado en Estados Unidos. Sin embargo, aquellos eran otros tiempos, y este artista decidió quedarse en su tierra y junto a su familia. Aquí, en España, cobraba 1.000 pesetas por cartel. Con el tiempo (e incluso un poco de regateo), llegó a cobrar 3.000, por lo que era feliz.


      

Dotado de incomparable fuerza expresiva, aunque en la mayor parte de las ocasiones no tuvo otro remedio que atenuarla (el corsé de la industria es, y era demasiado estrecho para veleidades más arriesgadas). Aún así, nunca bajó los brazos. Por eso pasará a la historia del cartelismo cinematográfico como uno de los creadores de mayor ambición artística. 

      

En sus carteles distinguimos valores de difícil coincidencia en otros autores. De un lado su inconformismo creador, cualidad que evitó el amaneramiento de sus composiciones; también que éstas se ciñeran a un estilo gráfico predeterminado. Mac siempre luchó por dar lo mejor de sí mismo, escarbando constantemente en su interior en busca de nuevas fórmulas de expresión.


       

Con los 80 llegó el vídeo y, con él, la crisis a las salas de cine. Ya las productoras no querían gastar tanto en sus carteles y recurrían a la fotografía. Si no puedes con el enemigo, únete a él. Eso dicen los sabios. Y como buen sabio Macario decidió ilustrar con sus pinturas carátulas de vídeo. Para él seguían siendo carteles, y los trataba con el mismo mimo y el mismo nivel de exigencia. 

       

Sus registros creativos fueron infinitos, lo que le permitió una versatilidad gráfica de análoga brillantez en todo tipo de géneros. Ningún otro autor logró tal magnitud en el conjunto de obra. Y no sólo desde la cantidad, sino también desde la calidad visual y poder de seducción... Descanse en paz:








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