23 de marzo de 2018

Los ojos sin rostro

(Les yeux sans visage) 1960                                  
Director: Georges Franju                                                 
Reparto: Pierre Brasseur, Alida Valli, Juliette Mayniel, Edith Scob, François Guérin, Alexandre Rignault, Béatrice Altariba.    
Guión: Claude Sautet, Pierre Boileau, Thomas Narcejac          Fotografía: Eugen Schüfftan


Georges Franju, fue un peculiar y algo desconocido realizador que con apenas 8 largometrajes que consiguió una de esas obras de arte en que las formas y el contenido están tan íntimamente unidos que son inseparables. "Los ojos sin rostro" es una obra de tono singular, que parte del relato policíaco para adentrarse poco a poco, pero de manera irremisible, en el genero del fantástico, hasta convertirse en un fascinante film de horror que llego a ser clasificado en su día "como la película de terror más elegante que se haya hecho jamás".
Este Inquietante film de culto, combina de manera ejemplar escenas de explícita truculencia con imágenes de enorme calado poético, todo ello para narrar la obsesión del atormentado cirujano Genessier (Pierre Brasseur) por restaurar el desgarrado rostro de su hija Christiane (Edith Scob) a causa de un accidente de tráfico del que Génessier se siente fatídicamente responsable. una determinación que le convertirá en un peligroso criminal a la caza de jóvenes con las que experimentar sus técnicas de trasplantes de piel a fin de proporcionar un nuevo rostro a su hija. Para sus macabras operaciones, Genessier sera ayudado por la inquietante y fiel ayudante Louise (Alida Valli), que con su bello y duro rostro, su grueso collar de perlas y su elegancia sirvira como cebo para las víctimas.


Influenciado por el simbolismo y el surrealismo, Franju sublima el espanto en bellas imágenes. Su puesta en escena es de una gran sobriedad, con encuadres de increíble belleza. Su iconografía (mansión ubicada en paraje inhóspito, cementerios, nocturnidad, habitáculos recónditos, bosques, escaleras que conducen a espacios secretos…) y temática (obsesión, locura, deformación, asesinato, encierro…) convierten al filme en heredero de la más pura tradición gótica, a la que sin duda contribuye la magistral fotografía en blanco y negro de Eugen Schüfftan, (que había participado en "Metropolis" de Lang, o "Napoleon" de Gance).

"Los ojos sin rostro" también destaca por la riqueza de matices que hallamos en sus personajes. Franju dota de profundidad a sus personajes principales, movidos cada uno de ellos por sus obsesiones, sentimientos de culpabilidad y agradecimiento, lealtad o compasión y cuyos actos sobrepasan con mucho cualquier ejercicio de raciocinio.

Para empezar, el doctor Génessier no es el típico mad doctor al que nos tiene acostumbrados el cine fantástico; no hay megalomanía alguna en su ambigua figura, y sí, en cambio, mucho sufrimiento por fracasar una y otra vez en su desesperado intento por devolver a su hija la belleza que él mismo, a causa de un accidente, le arrebató. Por su parte, su joven hija Christiane es un moderno e inexpresivo Frankenstein que bajo su mascara se encierra la mirada triste de una chica desgraciada, delicada y frágil encerrada en su mansión. Un rostro sin expresión, pero que sufre. Y ese sufrimiento permite que otros cometan actos reprobables y salvajes para devolverle su cara. Y Louise, la vella y fria Louise, es una mujer encadenada por un extraño sentimiento de amor, sumisión y agradecimiento al doctor Génessier por haberle devuelto su perdida belleza.


La película de este cineasta francés es un referente del cine de terror europeo, pero, sin duda, lo que fascina es esa mirada especial de Franju que consigue una historia extraña, violenta, inquietante y absolutamente poética. Franju tenía en este argumento la oportunidad de hacer un film terrorífico, pero no parece interesarle esa aproximación y prefiere no caer en los clichés del género para optar por una puesta en escena más bien sobria. No hay sustos y prácticamente tampoco escenas de suspense, más bien nos cuenta la historia con la misma frialdad que el Doctor Genessier le arranca la piel del rostro a sus “pacientes”. No en vano, el propio director nunca la consideró como una historia de terror, sino más bien un relato sobre la angustia y la culpa. sentimientos y planteamientos que hacen de "Los ojos sin rostro", una película realmente imprescindible.




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