De la fotografía al cine
Ningún
otro cineasta ha encarnado mejor que Stanley Kubrick la idea del
director de cine y constructor de universos regidos por la idea de la
perfección más absoluta. Obsesivo creador de formas y excéntrico
introvertido, Kubrick recorrió géneros diversos concibiendo cada una de
sus películas como una arquitectura catedralicia en la que poder
perderse a la búsqueda de sentidos ocultos y detalles reveladores. El
cine de Stanley Kubrick no cesó nunca de ampliar las posibilidades de
los géneros, desafiando tabús de representación con una perseverancia
siempre ajena a la superficialidad del simple golpe de efecto.
Kubrick
destacó por el escrupuloso cuidado con que escogía a sus personajes, su
lento método de trabajo, la variedad de géneros en los que trabajó, su
perfeccionismo técnico, su renuencia a hablar de sus películas y su
reclusión. Mantuvo siempre un control artístico casi completo,
realizando películas según sus propios caprichos y limitaciones de
tiempo, pero con la rara ventaja de un gran apoyo financiero para todos
sus proyectos.
Pero
antes de ser uno de los cineastas más significativo de la historia
Stanley Kubrick fue un fotógrafo excepcional. Todo comenzó en su 13º
cumpleaños. De entre todos los regalos había una una cámara Leica III.
A partir de ese instante, Stanley comenzaría a interesarse por todo lo
relacionado con la imagen. A partir de ese momento, Stanley comenzó a
instruirse en el mundo de la fotografía asistiendo a cursos y poniendo
en práctica todo aquello que aprendía. Para él la fotografía le
proporcionaba la posibilidad de retratar el caos cotidiano de la ciudad
y así captar los pequeños eventos fugaces y decisivos que los
acontecimientos le ofrecían. Y con ello disfrutaba bastante pues era la
forma que tenia de entender la fotografía.
Kubrick parecía inmiscuirse, sobre todo, en la intimidad de los
trabajadores de oficina, corredores de bolsa, combates de boxeo,
mujeres en traje de gala y trabajadores del campo. Sus fotos, a veces
divertidas, a veces impregnadas de tristeza o sobriedad, constantemente
iban acompañadas de sombras, reflejando el agudo y atinado ojo del
cineasta.
Su
carrera en la fotografía comenzó en 1945 cuando Kubrick vendió una foto
a la revista "Look" (tenía apenas 17 años). En esta imagen observamos
tres elementos decisivos; un kiosko de prensa, un kiosquero y un
titular en donde podemos leer la noticia de la muerte del presidente
Franklin D. Roosevelt. La imagen esta cargada de emotividad pues el
autor sabe captar con maestría, el sentimiento del pueblo americano al
conocer la fatal e inesperada noticia. Cuando observamos la mirada
perdida del kiosquero, este nos transmite la tristeza de una sociedad
huérfana que acaba de perder a su “guía”.Como broche final de la
imagen, Stanley incluye en su encuadre de manera clara y visible el
titular en donde aparece la noticia. De esta manera el autor consigue
darle todo el sentido a la imagen completado un plano perfecto.
Durante su permanencia en "Look", Stanley Kubrick tomó más de 15.000
fotos (la mayoría de ellas inéditas) durante 129 misiones, inspirándose
en las personas y la ciudad que le rodeaban. Se puede ver en ellas la
chispa de la grandeza que un día pondría sus imágenes en movimiento. En la revista se encargó principalmente de cubrir la sociedad americana de la
época y dejando un legado de ciento de miles de fotografías que se
pudieron recuperar gracias al trabajo de investigación de Rainer Crone.
El cual pidió permiso al cineasta para rescatar todo su trabajo. Pues
Stanley no tenia en su poder los negativos de su etapa en "Look". Afortunadamente y después de una ardua búsqueda Rainer, encontró el tan deseado trabajo de Stanley Kubrick
en
el Museo de la ciudad de New York pues este había sido donado en su
momento por la revista Look. Asi pues hoy podemos maravillarnos con
unas fotografías que nos muestran el potencial cinematografico de un
hombre llamado a pertenecer al olimpo de los directores de cine.
Kubrick tenia la habilidad de poner la cámara justo en el sitio perfecto para
retratar la instantánea. También tenia la facultad de crear imágenes no intrusivas es decir,
aunque él estuviera ahí para realizar la foto, la imagen resultante nos
produce una sensación de que no hay un fotógrafo para tomar la imagen,
algo así como si nosotros, los espectadores, estuviéramos contemplando la escena desde una ventana. Este efecto se conseguía gracias a que Stanley era capaz de contarte
una historia sin llamar la atención de los sujetos que interviene en la
escena. Es un efecto muy cinematográfico y en cierto modo empieza a dar
pistas de lo que daría de sí su carrera profesional.
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