28 de marzo de 2018

Yaroslav Gerzhedovich




La tenue luz de la oscuridad


En las pinturas y dibujos de Yaroslav Gerzhedovich se unen lo cotidiano y la oscuridad de la mística medieval. Sus temas, cargados de magia y fantasía, están dotados siempre de un increíble realismo mágico, y una fuerte carga simbólica, plagada de fantasmas, de magníficos castillos de piedra, de personajes vistiendo ropa gótica. Él mismo manifiesta haberse inspirado en el arte clásico europeo desde los finales del XIV hasta la primera mitad del siglo XVII. El artista, quien ha trabajado anteriormente explorando lo grotesco, ha logrado la evolución de su estilo transformándolo en belleza, a través del perfeccionamiento de su técnica y en la correcta mezcla de personajes y elementos basados en la mitología con aquellos de la naturaleza y la vida cotidiana.


Nació en Leningrado en 1970. Se formó inicialmente en la Escuela de Arte de Leningrado y posteriormente en el estudio de Nicholas Ganzhalo en San Petersburgo. Durante sus veinte años de carrera, su estilo ha cambiado muchas veces, pero manteniendo en el fondo la misma esencia de sus comienzos: ambientes góticos y oscuros conformados por un dibujo detallista y esmerado, con reminiscencias de arte gótico y renacentista, colores velados y una meticulosa ejecución.

   

Su trabajo se caracteriza por sus finísimos y complicados detalles, así como por el reflejo de luz tenue que envuelve a sus personajes y paisajes en un ambiente lleno de sombrio misticismo. La mezcla entre elementos fantásticos y detalles reales, consigue en el espectador una reacción curiosa. Te sumerges en sus pinturas como si estuvieras contemplando algo histórico, como si fuera posible lo imposible y aquello que se te muestra fuese real. Y esto es así porque uno quiere "creer", desea ser partícipe de ese paisaje, de ese mundo onírico y mágico que él ha creado.


Muchas de sus obras poseen esa tenue luz, como si voláramos a través de un sueño, de un magnifico e imposible universo, pero este pintor es muy detallista y hace que, a pesar de ser fantástico, luzca extremadamente realista. A esa luz cansada y suave de las pinturas de Yaroslov Gerzhedovich se suma una calidad única de un tiempo que oscila entre el crepúsculo y el amanecer, corriendo en este espacio armonioso. Se trata de una vaga luz que nos recuerda de un sueño donde la acción ocurre en un lugar oscuro sólo para ser reconocidos como los detalles de nuestra propia vida.

















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