12 de noviembre de 2016

Eva Rubinstein

La simplicidad geométrica de la luz


 "Las cosas a las que reaccionamos, las decisiones que tomamos, qué lente, qué ángulo, qué aislamos de qué, todas estas cosas dicen mucho más de nosotros que de nuestros sujetos. Todo es un autorretrato, o una parte de un autorretrato."
(Eva Rubinstein)

Eva Rubinstein, hija del famoso pianista Arthur Rubistein, creció en una casa donde se respiraba música y arte, lo que le infundió una profunda pasión por la música, y las visitas a los museos en casi todas las capitales del mundo sentaron las bases para lo que sería su vocación fotográfica. Eva Rubinstein admite, en efecto, que debe mucho a la influencia de los grandes pintores, y de modo particular a Jan Vermeer, por la serena calidad de sus luces, que encontramos a menudo en los interiores fotografiados por ella. También la influencia de Andrew Wyeth y de Edward Hopper, por su sentido de aislamiento.
Si algo caracteriza las imágenes de Rubisntein, y sobre todo sus retratos, es la búsquedad de la simplicidad. Pero llegar a ello no fue camino fácil ya que, para alcanzar la simplicidad absoluta tuvo que luchar, sufrir y renunciar a ciertos elementos que complicaban su presentación de las cosas. Así pues en los encuadres de sus fotografías la autora elimina cualquier objeto secundario y ornamental, mostrando en definitiva la más limpia simplicidad de la composición.
La luz, por otra parte, es un elemento predominante en la fotografía de Eva Rubinstein. A veces entra a raudales por puertas y ventanas, a veces se refleja en los rostros de las personas y en los objetos; en ocasiones parece querer penetrar con fuerza para romper la geometría de sus fotos.










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