13 de noviembre de 2016

Jack Elam

El hombre de la mala mirada



Si ahora digo William Scott Elam, seguro que su nombre no les sonara demasiado, pero si les digo que su "estrábica" y malencarada mirada se paseo por las polvorientas llanuras del far west seguro que algún cinefilo de pro empiece a recordar a uno de los bizcos más malos de la historia del cine y uno de los más queridos. 

Estamos hablando de Jack Elam, la quintaesencia del villano en el Western de los años 50 y 60. Famoso por sus ojos saltones y estrábicos, Elam nació un 13 de noviembre de 1920, aunque otras fuentes sitúan su nacimiento en 1916. Su vida no fue nada fácil puesto que a los seis años ya estaba recogiendo algodón. A los doce, cuando estaba en un campamento infantil, Elam sufrió un accidente con un lápiz que le dejo inmóvil su ojo izquierdo y le dio ese rasgo tan malvado y tan característico. 

Sus ojos no solo transmitían maldad y vileza, con los años supo sacar la socarronería y la pillería a esa mirada tan particular en comedías tan agradables como "Un gángster para un milagro" (1961) de Frank Capra o "Ni un momento de respiro" (1968) de Jerry Paris. Actuó en algo mas de un centenar de largometrajes entre cine y televisión. En uno de sus primeros papeles importantes, en "El correo del infierno" (1951) de Henry Hathaway, cimentó su reputación de villano pistolero disparando a un niño para hacerle "bailar". Tal fue el impacto que produjo su personaje que el New York Times lo califico como "Un esbirro maniaco, interpretado con gran efecto desagradable por Jack Elam".



Jack Elam era a veces tan secundario, que casi se desvanecía en una escena que duraba apenas unos minutos, pero dejándonos, eso sí, un halo de perversión en la pantalla que helaba hasta la ultima grada del gallinero. Intervino en westerns tan inolvidables como: "Encubridora" (1952) de Fritz Lang, "Una vida por otra" (1953) de John Farrow, "Tierras lejanas" (1954) de Anthony Mann, "Veracruz" (1954) de Robert Aldrich, "El hombre de Laramie" (1955) de nuevo con Anthony Mann, o "Los comancheros" (1961) de Michael Curtiz.


Sus personajes de pistolero malencarado, que masca tabaco y lanza escupitajos eran tan inolvidables que incluso podíamos oler su olor. Sus personajes dejaban un poderoso tufo a estiércol de caballerizas y a whisky de garrafón. Era, sin duda un tipo que se bañaba en un barreño, cada dos primaveras, sin quitarse la ropa interior de una sola pieza.

Jack Elam no era tan solo un actor de reparto, era un muy buen actor, tanto que según contaba el propio Elam, cuando iba por la calle y alguna buena señora lo reconocía, lo saludaba pegándole con el bolso en la cabeza... Ese era en realidad nuestro Jack Elam, un tipo bueno con una mala mirada.



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