7 de noviembre de 2016

Kirk Douglas el hijo de un trapero que quiso ser Espartaco

"Kirk es muchas cosas: una estrella de cine, actor, productor, pero, ante todo, un hombre de un extraordinario carácter, la clase de persona a la que siempre miramos en los momentos más oscuros".
(George Clooney)
Ayer se cumplían 99 años del nacimiento de Issur Danilovich Demsky, más conocido por Kink Douglas, uno de los últimos del cada vez más reducido club de los grandes de aquel Hollywood dorado. Su carrera artística comenzó sobre los escenarios teatrales de Broadway en 1941, pero eso es una historia que ya todos sabemos lo que sucedió. Por este motivo centrare este pequeño homenaje en su faceta como escritor. En 1988 sorprendió a propios y extraños con una extraordinaria y sincera autobiografía "El hijo del trapero", un relato de su historia personal y profesional desde sus humildes orígenes que pronto se convirtió en un gran éxito de ventas y criticas. Pero dejemos este titulo para mejor ocasión y centrémonos en la que para mi es una muy interesante obra literaria "Yo soy Espartaco" donde Kirk Douglas nos revela el fascinante drama que tuvo lugar durante la realización de la legendaria película.
Contra viento y marea, este actor, que nos ha regalado interpretaciones inolvidables durante su larga carrera, lucho para sacar adelante esta producción y para poder contar con la colaboración de Dalton Trumbo en las tareas de guionista. Y no fue fácil. En una era políticamente convulsa, cuando los magnates de Hollywood rechazaban contratar mediante acusaciones de simpatías comunistas a cualquier intelectual o actor sospechosamente progresista, Kirk Douglas escogió para escribir el guión a Dalton Trumbo, un guionista puesto en la lista negra tras declarar ante el Comité de Actividades anti-norteamericanas. Con su futuro financiero en juego, Kirk Douglas se sumergió en una producción tumultuosa. Como productor y como protagonista de la película Kirk, afrontó momentos decisivos como los de prescindir de Anthony Mann y sustituirlo por Stanley Kubrick; que el guión de Howard Fast no fuera el elegido o conseguir juntar en el mismo plató Laurence Olivier, Charles Laughton y Peter Ustinov para que formaran parte del espectacular reparto de la película.
"Yo soy Espartaco" es un relato sobre el tesón, y sobre la libertad de expresión, de creación y de conciencia. "Yo soy Espartaco" contiene muchas cosas en pocas paginas (apenas 224 paginas). Pero si descubrir cómo se gesto y como se rodó la película es sumamente interesante, Kirk Douglas, además, nos va aliñando la narración con anécdotas, recuerdos y detalles que uno agradece en cada capitulo, cosa que lo hace más cercano y más vivo. 

Detalles tan jugosos como los de esa locura que fue tener a dos guionistas trabajando a la vez: por un lado, Howard Fast, que adaptaba su libro sobre Espartaco para el cine, pero que sólo conseguía crear un guión aburrido y espantoso; y por otro, Dalton Trumbo, escribiendo en la clandestinidad, para que el proyecto no se viniera abajo si las grandes productoras se enteraban que era realmente este apestado incluido en las listas negras el que estaba tras el proyecto. Pasando por ese momento de tensión entre Kirk Douglas que acorrala, montado en su caballo, a Stanley Kubrick, intimidándolo para que este le jure que va a incluir una de las escenas más recordadas de la película y que el director se negaba a mantener en el montaje. O las muy jugosas palabras que Kirk Douglas dedica al dictador Franco y a su esposa Carmen Polo, a consecuencia de las escenas que tuvieron que ser rodadas en España.

Esta y muchas otras anécdotas llenan las paginas de este delicioso libro sobre una película y sobre un hombre de 99 años que sigue soñando con ser ese Espartaco que nos libere a todos de esta moderna esclavitud del siglo XXI.





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