La actriz que no quiso ser una estrella
Durante toda la historia del cine nos podemos encontrar con actores y actrices que brillaron con gran intensidad durante un corto periodo de tiempo, unos porque fueron devorados por el brillo de la fama, otros por su mala gestión de su carrera y unos pocos porque se negaron a participar en esa feria de las vanidades que se hace llamar el "Star system". Una de esas actrices por la que siento una especial debilidad, se llamaba Muriel Teresa Wright, más conocida solo como Teresa Wright, fue una de esas grandes actrices de los años 40 que no quiso ser estrella.
Nacida en New Haven, Connecticut, el 27 de octubre de 1918. Desde muy pronto, la joven Teresa se sintió atraída por las bambalinas por lo que su familia accedió a que estudiara interpretación. Consiguió sus primeros papeles en las giras veraniegas de grandes compañías de teatro hasta que en una de esas funciones Samuel Goldwyn, mítico productor y gran "preboste" de Metro Goldwyn Mayer quedó prendado del talento de la joven actriz, por lo que con apenas 20 años, Teresa Wright firmaba su primer contrato en el cine.
Con esta gran oportunidad que le ofrecieron, la joven Teresa Wright consiguió algo extraordinario en el cine. Por su actuación en sus tres primeras películas fue nominada tres veces al Óscar, y una de ellas lo ganó en la categoría de mejor actriz de reparto. Se trataban de "La loba" de William Wyler, (1941), "La señora Miniver" (1942), otra vez con William Wyler y por la que consiguió el Oscar, y "El Orgullo de los yanquis" de Sam Wood, (1942). Todas ellas fueron grandes éxitos de crítica y taquilla y un año después, y siendo una de las actrices más relevantes del panorama, Hitchcock la escoge para que sea la protagonista de su nueva película, "La sombra de una duda" (1943) y de nuevo Wyler le pidió que formara parte de "Los mejores años de nuestra vida" (1946), junto a Dana Andrews, Myrna Loy y Frederic March. La película fue todo un éxito de crítica y público. Alcanzando la friolera cifra de 9 Oscars, mas nuestra joven interprete no estuvo entre los nominados aquel año. Por aquella época conoció a su primer marido, el guionista Niven Busch que, pensando en ella, escribió "Duelo al sol". Pero el embarazo de su segundo hijo le impidió rodar la película y el papel recayó en Jennifer Jones. El matrimonio duró diez años y fue ella quien lo rompió: se negaba a quedarse en casa y cuidar de los niños como pretendía Busch.
Después de aquello, la carrera de Wright iría en lento declive. Los papeles cada vez eran menos interesantes, y las películas más irrelevantes. Hubo excepciónes, como "Perseguido" (1947) de, Raoul Walsh, "Hechizo" (1948) de Irving Reis, siendo la más notable "Hombres" (1950) de Fred Zinemann, en la que comparte cartel con un joven y primerizo actor, Marlon Brando. Fue uno de los últimos grandes títulos de Wright.
Antes de su definitiva ruptura con la industria de Hollywood, la aparentemente frágil Teresa Wright, poseedora de un fuerte carácter y principios, dentro y fuera de la pantalla, hizo estipular en sus contratos que no se prestaría a los trucos de promoción de las productoras. Ella quería ser libre y afirmaba que los actores eran tratados como ganado y que "ella era una actriz y no un florero". El caso es que Samuel Goldwyn, el mismo hombre que la descubrió para el cine, se tomó muy mal esa rebelión y provocó su estancamiento y su posterior marginación.
Su caso fue poco entendido en Hollywood: "No doy el tipo de actriz con glamour", explicaba en una entrevista de aquella época. "Las chicas con glamour nacen, no se hacen. Y las auténticas pueden ser glamourosas aunque no lleven ropa maravillosa. Apuesto a que Lana Turner tiene glamour se ponga lo que se ponga... He trabajo para el señor Golwyn durante siete años porque consideraba que era un gran productor, y he sido bien retribuida por ello, pero en el futuro estaría encantada de trabajar por menos si haciéndolo, puedo mantener cierto dominio sobre la decencia y sentido común, sin que el mejor trabajo del mundo me resulte intolerable... El tipo de contrato estandarizado en la industria del cine entre actores y productores me resulta arcaico en forma, y absurdo en concepto. Estoy determinada a no ofrecer mi nombre nunca más a este tipo de cine... "
Tras el fin de su contrato con el productor Samuel Goldwyn en 1948, que este atribuyó a su falta de interés en promocionar sus películas, su carrera en el cine decayó paulatinamente y derivó hacia el teatro y la televisión, donde cosechó notables éxitos de audiencia, y fue nominada en varias ocasiones a los premios Emmy. Su ultimo trabajo en cine fue en la película de Francis Ford Coppola "Legítima defensa" (1997) y su despedida de los focos se produjo en la entrega de los Oscar de 2002. Su "estrella" se apago tres años más tarde dejándonos un puñado de magníficos títulos en la historia del cine.
El director William Wyler, que la dirigió en tres ocasiones la consideraba la joven actriz más prometedora que había tenido a sus órdenes. No fue una estrella de Hollywood, probablemente debido a su aspecto dulce y sensible, y por su férrea voluntad de no ser controlada por la industria, pero demostró que era una muy buena actriz que quiso ser libre.
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