22 de mayo de 2018

El amor y la furia

"La verdadera historia de amor de Elisabeth Taylor y Richard Burton"                                     
Autores: Sam Kashner, Nancy Schoenberger                                                  Editorial: Lumen                                                                                                            Nº páginas: 512    

¡Se amaron hasta desgastarse, se amaron hasta cuando no estaban juntos, hasta cuando se odiaban!...Él decía: -"Los dioses me van a castigar eternamente por haber recibido el fuego e intentar apagarló. El fuego, por supuesto, eres tú"-. Ella decía: -"Desde pequeña he creído que estaba predestinada. Y es verdad, mi destino eras tú"-. Sin embargo, ni contigo ni sin ti... La historia de esta gran pasión fue recogida en el libro "El amor y la furia" donde con el permiso que la propia actriz dio unos años antes de su muerte, se recoge fragmentos de los diarios de ambos y parte de la correspondencia que mantuvieron.
El título es un reflejo del amor tempestuoso y dramático entre Taylor y Burton. Durante los 13 años que estuvieron juntos (dos matrimonios entre 1964 y 1974 y 1975 y 1976), las vidas de ambos se movieron a pulsión de emociones, rabietas, reencuentros, culpas, añoranzas y, según Schoenberger, -"bastante alcohol y mucho, mucho erotismo"-. Él era un galés rudo procedente de una familia humilde y tenía un don innato para la interpretación, que vio por primera vez a Elizabeth en 1953 durante su primer viaje a California. Él tenía 28 años y ella 21. -"La mujer más increíblemente independiente, bella, distante, remota e inaccesible que había visto"-, recordaba tiempo después el actor. Ella fue una chica malcriada, que desde niña trabajó en el mundo del cine y pronto descubrió que sus deseos eran órdenes para los demás.

Ella buscaba a un hombre fuerte, que la dominara, él a una mujer hermosa que lo cuidara, y durante el rodaje de "Cleopatra", sucedió lo inevitable. -"Richard era magnifico en todos sentidos y en todo lo que hacía. Desde el primer momento, rodando "Cleopatra" en Roma nos enamoramos, fué como un escalofrío, algo sobrenatural....Apurábamos el tiempo, pero no fue suficiente"-.
Nacía así el mayor escándalo mediático de la Historia del cine (se les conocía con el sobrenombre de Dick y Liz), pero también una de sus más glamurosas historias de amor. Él pasó de ser un actor británico respetado a una celebridad internacional. Ella ya lo era. Pero lo mejor se producía en la intimidad. -"No nos cansábamos nunca el uno del otro. Hasta con los paparazzi colgados de los árboles, hasta oyendo sus pasos por el tejado, podíamos hacer el amor, jugar al Scrabble y formar palabras indecentes, y nunca se acababa la partida. Si te excitas jugando al Scrabble es que es amor"-, confesó Elizabeth Taylor. Nunca dejaron de amarse. Ya lo dijo ella: -"Cuando podíamos ser Richard y Elizabeth, el matrimonio funcionaba de maravilla. Lo que no funcionaba eran Liz y Dick, porque eran dos personas que en realidad no existían"-.

Ellos despedazaron el aura de ingenuidad del estrellato hollywoodiense. Pero con sus broncas, sus borracheras y sus debilidades humanas se hicieron todavía más dioses a los ojos del público. ¿Qué tenían de nuevo Elizabeth Taylor y Richard Burton que sobrecogió al mundo? "Los Burton -escriben Kashner y Schoenberger- lograron conquistar el cariño del público norteamericano a base de talento, trabajo, descaro y glamour". Y eran como animales. Tenían una pasión animal y, no en vano, cuando se casaron por segunda vez en Botswana en 1975 (la primera fue en 1964), Elizabeth dijo: -"Es donde me gustaría repetir el enlace: en la sabana, con los nuestros"-. En plena ceremonia, recordaría Taylor, salieron dos hipopótamos del río Chobe. Ellos también eran animales con mucha sed: "Elizabeth disfrutaba con los desahogos alcohólicos de Richard (...) Le encantaban la pasión y el dramatismo, como persona que había crecido entre la adulación y los cumplidos, necesitaba la tonificante realidad de una buena pelea", se puede leer en El amor y la furia.

El amor entre los dos protagonistas de "¿Quién teme a Virginia Woolf?" no parecía de este mundo. -"Si me dejas me tendré que suicidar. Sin ti no hay vida"-, amenazó Burton. -"En general -confesó- he tratado muy mal a las mujeres y las he utilizado para ejercitar mi desprecio. Salvo en tu caso. Después de tu muerte habrá una sola más. Y será la mía"-, escribió el actor cuando la relación ya estaba muy tocada y Elizabeth se marchó de su lado. No pudieron separar sus almas, pero intentaron mantenerse alejados físicamente refugiándose en nuevos matrimonios. Enlaces que fueron utilizados, en el caso de Burton, para sobrevivir a una relación demasiado intensa y autodestructiva; y en el de Taylor, quién sabe si para demostrarle que también podía rehacer su vida lejos de él.... -"Te echaré de menos con pasión y un pesar desaforado"-, le dijo Burton. No podían vivir juntos, pero tampoco separados.
A finales del verano de 1984, una hemorragia cerebral acabaría con su vida. Días antes había hablado por teléfono con Taylor, quien se despediría con un profético "adiós, amor". Poco después una ultima carta del actor esperaba a Elizabeth Taylor en su casa de Los Ángeles cuando regresó del funeral de su ex marido en Suiza. Fue la única que Liz no entregó a los autores del libro, en la carta Burton le pide una nueva oportunidad, admitiendo que era mucho más feliz cuando vivía con ella y quería "volver a casa". Elizabeth guardó la carta al lado de su cama hasta el ultimo día de su vida.






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