17 de mayo de 2018

Lady Bird (2017)

Director: Greta Gerwig                                                                                      Reparto: Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Lucas Hedges, John Karna, Beanie Feldstein, Tracy Letts, Timothée Chalamet, Danielle Macdonald, Bayne Gibby, Victor Wolf, Monique Edwards, Shaelan O'Connor, Marielle Scott.      Guión: Greta Gerwig                                                                                      Fotografía: Sam Levy  

La vida adolescente es un periodo del que muchos han hablado y sobre todo muchos han hecho películas. Es un tema que cinematográficamente hablando ha sido abordado de forma muy irregular, unos utilizando el humor más zafio y vulgar, otros utilizando la tragicomedia con más o menos acierto y otros (los pocos) que simplemente nos proponen un paseo lleno de sinceridad, delicadeza y humanidad.

Este es el caso de "Lady Bird", la primera y hermosa película de Greta Gerwig. Una tierna evocación a los recuerdos de juventud: los bailes de graduación, los conflictos coléricos con los padres, el primer amor, el primer empleo, tener sexo por primera vez... como vemos nada nuevo bajo el sol... pero el pulso con el que Greta Gerwig sostiene su propuesta es magistral. No hay cambios de rasante inesperados, y la coherencia en todos los aspectos de la película es de agradecer. Luminosa, sobria, llevada con calma por los diferentes episodios de los que se nutre la trama, "Lady Bird" funciona como puesta al día del cine independiente americano que tan buenos tiempos vivió en los años 90.

Lady Bird nos cuenta la historia de Christine McPherson (Saoirse Ronan) una adolescente tan extraña como se puede ser a esas edades, pero con un puntito extra de soñadora. Su mente está muy lejos de casa, con la vista puesta en la Costa Este y la época universitaria. Contestataria y algo gruñona, se enfrenta continuamente a su madre y al mundo que la rodea con pequeños actos de rebeldía, como la adopción de su propio nombre, Lady Bird. Este cóctel de hormonas y dudas está manejado con mano maestra en una película que encuentra rápidamente su camino a base de corazón, humor y el excelente dibujo de sus personajes. "Lady Bird" es una película madura y llena de verdad que se beneficia de la distancia emocional y de aprendizaje que la película toma respecto a la propia juventud de la directora. No es casualidad que la acción se desarrolle en 2002, cuando Gerwig no había cumplido aún los 20 años y para ello Gerwig construye el personaje Christine a la medida de una maravillosa Saoirse Ronan en estado de gracia, que necesita de pocas palabras y gestos para transmitir todo lo que le pasa a su personaje. Pero la gran sorpresa del relato es la madre que interpreta Laurie Metcalf, una actriz respetada en la industria que hasta ahora ha tenido muchas más oportunidades de lucirse en la televisión y en los escenarios de Broadway que en la gran pantalla. Aquí aprovecha el regalo que le hace el guión con una madre estricta y reconocible que quiere a su hija... a pesar de que no tenga por qué caerle bien.


Años como escritora y actriz han preparado a Greta Gerwig el camino para este genial despliegue de sensatez y amor por la historia que se está contando. La debutante directora hace gala de madurez e intenciones, gracias a pequeños triunfos en todas las decisiones, en todos los aspectos de la película, convertida en un delicioso retrato del fin de la infancia y la llegada a trompicones a la edad adulta. Gerwig construye una fabulosa colección de personajes y situaciones que dejan al espectador el poso de haber presenciado algo especial, diferente y orgulloso de enarbolar esa diferencia como bandera. Sin hacer excesivo ruido, sin excentricidades visuales, presentada a base de pequeños cortes de realidad.


Un factor que hace a "Lady Bird" especial es la excelente estructuración de los tiempos narrativos. La vida de ella podría ser considerada monótona, ya que sus preocupaciones vagan entre escuela y futuro, pero tenemos una gama tan rica de personajes que en ningún momento la película deja al espectador aburrido, por el contrario. Los dos grandes pilares que hacen de "Lady Bird" una experiencia especial son el fabuloso guion y el aporte de actores implicados y decididos. La parte literaria de Lady Bird está repleta de grandes ejemplos de construcción de personajes, de diálogos ingeniosos, de magnífica tridimensionalidad a la hora de presentarnos las relaciones entre las protagonistas. Estos personajes son imperfectos, y, por lo tanto, extremadamente humanos. Por eso nos resultan entrañables y cercanos. No hay personajes horribles o malvados, los conflictos vienen por las vicisitudes del día a día, y por ello, todos conforman un ecosistema creíble.


Pero el contexto literario sólo se mantiene si hay actores que crean en la propuesta, den contenido a esos caracteres, los hagan suyos y se los devuelvan al público en forma de personajes maravillosos. El tono impreso por Gerwig a la película es entendido a la perfección por su equipo, capaces de lidiar con el drama bajo ese aspecto de comedia amable que envuelve a "Lady Bird". En especial, el conflicto de la protagonista con su madre se lleva los mejores momentos de la película, y sirve de auténtica chispa a todos los giros en la historia.


Como ya hemos dicho en "Lady Bird" no hay demasiadas ideas originales ni grandes conflictos que no hayan sido explorados por el cine durante los últimos treinta años, pero la sensibilidad y el humor con el que Gerwig maneja la propuesta evidencia la existencia de una autora con una voz clara y concisa, capaz de realizar ese cine de lo pequeño, lo mundano y cercano que tiene cada día más aplausos por mi parte. Es de esa clase de películas cada día más difícil de encontrar. Nada más que por eso, por valiente y honesta, la sitúo muy alto en mi lista de obras recientes a tener en cuenta.


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