Siempre he creído que una buena película de terror tiene que buscar la intranquilidad, el sufrimiento y el desasosiego del espectador antes que recurrir al susto fácil y al gore sanguinolento a lo que nos tiene acostumbrado este Hollywood mercantilista. Pero cuando entre tanta marea de títulos que parecen refritos de películas mil veces vistas llegan aisladas perlas que brillan entre la mediocridad, un servidor recupera la ilusión y la fidelidad hacia un genero con títulos como "It Follows" (2014), "La bruja" (2015), "La invitación" (2015), "No respires" (2016), "Llega de noche" (2017) y la que nos ocupa hoy, "Un lugar tranquilo" (2018), una pequeña película (casi de serie B), que con pocos elementos, es capaz de proponer nuevas y arriesgadas experiencias narrativas como pocos filmes lo han logrado en los últimos años.
John Krasinski, quien además de ser director, escribe y actúa en su propia película, nos propone un futuro post apocalíptico donde la humanidad, luego de una terrible invasión, ha optado por resguardarse en sus casas para vivir eternamente en un silencio abrumador y espectral. En ese mundo, una familia esta condenada a vivir en un silencio absoluto, pues incluso el más tenue de los sonidos puede significar la mayor de las desgracias. La situación se complica aún más cuando descubrimos que la madre de la familia se encuentra embarazada, desencadenando así una serie de eventos que aumentarán la tensión y el peligro.
Como vemos, en "Un lugar tranquilo" el silencio es el hilo conductor de la narración. Si te oyen, te cazan. La ausencia de sonido durante las escenas de mayor tensión no hace sino acrecentar la angustia del espectador, que siente, padece por el incierto futuro de los protagonistas y esto no sería posible sin unas buenas interpretaciones, destacando a Emily Blunt en el papel de madre. Tanto los niños como los padres, afrontan de muy buena manera el desafió de expresar tal cantidad de sentimientos y emociones limitándose únicamente al lenguaje corporal.
"Un lugar tranquilo" es un logro monumental que nos recuerda que a veces no es tan importante lo que se cuenta sino cómo se nos cuenta. Por eso, una de las grandes virtudes de la cinta es la rapidez con la que es capaz de definir su universo y el tono bajo el que se construirá toda la historia, sin la necesidad de detenerse mucho tiempo a resolver el por qué ni el cómo se llego hasta ese punto. Incluso antes de los primeros 10 o 15 minutos, tan tensos y catárticos como podrían ser, ya se nos presenta el momento que funcionará como un punto y aparte en la vida de los personajes.
Sin perderse en las absurdas "trampas" de otros cineastas, John Krasinski nos ofrece un arriesgado y emocionante paseo, por una película que te acelera el ritmo cardíaco mientras juega con las expectativas del público sin tratarnos en ningún momento como simples idiotas a la espera del susto fácil. Por mi parte, la cinta de John Krasinski ya puede ser considerada como un pequeño clásico que incorporaré a la privilegiada lista de filmes de horror y ciencia ficción que proponen, que se arriesgan y que luchan por ser recordada en una era llena de falsos conceptos de horror basados en screamers baratos o ideas desgastadas.
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