1 de mayo de 2018

Las luminarias

 Autora: Eleanor Catton                                                       Editorial: Siruela                                                                       Nº páginas: 808


A pesar de sus más de 800 páginas, "Las luminarias" es ambiciosa, detallista, sofisticada e hipnótica novela que podríamos llamar histórica, pero también policíaca e incluso novela de aventuras donde a lo largo de sus numerosas páginas Eleanor Catton aborda varios temas, especialmente el azar, pero también la codicia, la pérdida de la inocencia y las miserias humanas.
La acción de "Las luminarias" tiene lugar en 1886, en plena Fiebre del Oro neozelandesa. Cuando el joven escocés Walter Moody, estudiante de Derecho, desembarca en una localidad costera de Hotitika, en la zona salvaje del país, donde corre el rumor de que abundan las pepitas de oro. Ha acudido al lugar para hacer fortuna y recala en el hotel Crown, al mismo tiempo que trata de asimilar un suceso traumático sufrido durante su viaje en barco. En la habitación para fumadores del establecimiento, coincide con doce individuos, los mas influyentes y poderosos del lugar. Se han reunido para debatir cómo actuar tras la detención de Anna Wetherell, una prostituta muy enferma relacionada con varios acontecimientos aparentemente inconexos. Un capitán de barco ha ordenado levar anclas y se ha dado a la fuga, el joven buscador de oro Emery Staines, el más adinerado de la zona ha desaparecido, y un hombre solitario y aparentemente en la indigencia ha muerto envuelto en una enorme fortuna... Al joven Moody se le encomendará reconstruir lo ocurrido.
Desde estos misterios surgirán los temas y personajes que poblarán el libro. Poco a poco y con mano segura, la escritora Eleanor Catton nos va presentando un variado elenco de protagonistas: chulos, fulleros, magnates, estafadores, aventureros, prostitutas, damas refinadas con oscuros secretos… y una pareja que tratara de reencontrarse a pesar de las maquinaciones de un funesto destino. Y los secretos se enlazan con nuevos secretos.


Onírica, pero solo de una forma sugerente, sin llegar a levantar del todo los pies del suelo. Posee una estructura laberíntica en la que resulta tan fácil como placentero perderse. Parte de un planteamiento convencional (imitando la tradición estilística de la novela victoriana) al que la autora después le infunde una vibrante e innovadora perspectiva, capaz de derrumbar por completo nuestras impresiones iniciales sobre una historia que se asemeja, en palabras de la propia Catton, a una esfera dentro de otra esfera.
Eleanor Catton ha dividido su novela en doce partes, cada una de ellas encabezada por una carta astral que configura y determina hasta cierto punto el impetuoso comportamiento de los personajes que se mueven por las pintorescas calles de Hokitika como piezas de un tablero celestial, obedeciendo a los inexplicables designios de oscuras fuerzas superiores mientras el lector observa absorto una impetuosa e ilusoria corriente de caminos que se entrecruzan y trazan un minucioso mapa con lo peor del alma humana: las pasiones descontroladas, la ambición desmedida, el carácter corruptor del poder o la incapacidad de resistir indefinidamente el influjo de nuestras más arraigadas adicciones.


El resultado definitivo de toda esta potente maquinaria narrativa es una novela exquisita y casi perfecta que nos mantiene en vilo durante todo su recorrido, solo para darle una magistral vuelta de tuerca al final. Pero, ¡basta! No adelantemos más acontecimientos. No subamos el telón antes de tiempo. Lo mejor de todo es que os sumerjáis dentro de "Las luminarias" con la sola idea de aprovechar al máximo cada etapa del viaje. Sin provisiones, sin ambages ni excesivos conocimientos previos. Solo el firmamento y las estrellas. "Las luminarias" más que una novela es un amplísimo universo narrativo, que si caemos presa de su hechizo nos costará abandonar. El inicio de la novela, lento, majestuoso, fuertemente descriptivo, puede ser un bache para algunos lectores, pero merece la pena continuar, se lo aseguro. Y desdeñen cualquier aprehensión por su tamaño. Porque "Las luminarias" es un libro demasiado bueno para quejarse de que es demasiado largo.

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